Opinión

Rajoy, examen de conciencia

Hacía mucho tiempo que el presidente Rajoy no se mostraba tan veraz ante sus administrados, analizando con templanza la situación y reconociendo aquellos errores que, a pesar de los muchos aciertos que ha mostrado su equipo en estos años de gobierno, han lastrado sus victorias y han precipitado una desafección que le ha costado al presidente y a su partido una amarga victoria en las pasadas elecciones locales y regionales que le han privado de poder y peso político en favor de una izquierda fragmentada y difícil de catalogar que, sin embargo, se ha llevado una hermosa tajada de esta pugna.

Rajoy tiene razón cuando al hablar de resultados comenta con amargura que el PSOE ha logrado los peores resultados de su historia y que, sin embargo, esos resultados le han permitido rascar parcelas de poder a costa de un sin cuento de dejaciones que probablemente le pasarán una factura dramática en el futuro. También tiene razón cuando, aceptando los efectos demoledores que la corrupción ha causado en sus filas, se pregunta cómo no se manifiestan en las filas socialistas causantes del timo con dinero público más cuantiosa de todos los que se han producido en nuestro país a lo largo de nuestra historia. En Andalucía, las cifras del expolio perpetrado por los camaradas de Manuel Chaves apenas puede ser calculado y además ha sido gastado en actuaciones bochornosas que incluyen la compra de droga y el gesto en putas y cabaré con uso y abuso del coche oficial para todas estas juergas y desmanes.

Pero Rajoy no se ha lamido las heridas ni ha apelado a subterfugios como ha hecho en otras ocasiones, sino que se ha decidido a denudar sus carencias, aceptando las consecuencias y prometiendo cambiar de sintonía lo cual le honra. Al PP le han machacado los últimos resultados electorales, le han pasado factura sus olvidos, su escasa sensibilidad, su orgullo y sus errores entre los cuales, los cometidos en Vigo por citar un ejemplo, se tornan tan cercanos como paradigmáticos. En definitiva, el PP ha prometido cambiar y más vale que así lo haga si no quiere que le pasen por encima en las próximas elecciones parlamentarias.

Al otro lado está un PSOE que ha perdido el juicio. Mucho echaremos de menos los más sensatos de este país a Alfredo Pérez Rubalcaba al que este país debe un sincero y cálido homenaje.

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