Opinión

La respuesta no unitaria

Inmersa en el horror y la más honda zozobra, convencida ya de que estamos desgraciadamente disputando una guerra aunque sea encubierta, la sociedad occidental trata de encontrar vías con las que defenderse de una agresión salvaje cuyo objetivo inalterable no es otro que devorar la civilización que siglo a siglo hemos ido construyendo inspirados en los modelos que nos han ido precediendo y nos parecen tradicionalmente los más cercanos. La civilización occidental, que nunca como ahora se ha sentido tan profundamente amenazada, todavía no ha conseguido digerir que los antiguos protocolos que recetaban políticas de paños calientes ya no son posibles y que, aunque algunos sectores de esta sociedad que han preferido diluirse en utopía pongan en duda las necesarias y urgentes respuestas que demandan tiempos de batalla, la realidad es que no cabe otra actitud que la honda, comprometida y enérgica que una situación límite está necesitando.

Ayer, y atendiendo a la invitación de un hombre atribulado y sumido en el más hondo dolor como es el presidente de Francia, François Hollande, los partidos políticos españoles con razón y visión de Estado se sumaron a un pacto continental contra el terrorismo yihadista. Europa tiembla y tirita ante la monstruosidad cometida por el Estado Islámico, y busca su refugio entre aquellos que le ofrecen el calor de sus brazos. Francia es en estos momentos la víctima de tanta barbarie y necesita –como antes les ocurrió a Madrid y a Londres- que sus camaradas europeos le garanticen que no esta sola en estos terribles instantes en los que la luz se ha apagado y solo que da el terror a lo irracional, lo que no puede ser explicado. Nada menos que las masacres con las armas blandidas en el nombre de Dios sea como sea el nombre que las distintas creencias le otorgan.

Los partidos políticos han estado prestos a firmar el pacto salvo Pablo Iglesias, que ha roto la mañana con un protocolo que desbarata el concepto de respuesta unitaria que este ataque bestial necesita de los portavoces occidentales. Pablo Iglesias se ha empeñado en demostrar que no está a la altura de nada y, tras un desesperado intento de tornarse sensato, ha vuelto a tomar el olivo y sumirse en los viejos clichés de la izquierda de mayo del 68 que ya no están para nada. Me gustaría saber que piensa de esta declaración de principios el ex general Rodríguez que a lo mejor nos ha engañado a todos durante cuarenta años.

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