Opinión

Todo sin Tezanos

Entre los muchos asuntos que ha puesto de manifiesto el triunfo de López Ayuso en Madrid, el de la absoluta imposibilidad de que José Félix Tezanos continúe al mando del Centro de Investigaciones Sociológicas no es desde luego el más acuciante al que se enfrentan los perdedores, pero sí uno de los que debería abordarse con mayor urgencia en bien de los españoles. Tras la catástrofe padecida por el PSOE –solo ha ganado en tres municipios de la comunidad, ha perdido en todos sus feudos históricos capitalinos y ha sido superado por Más Madrid que lo relega a tercera plaza- las inteligencias socialistas se han sumido en un profundo debate que parece resumirse en una conclusión por otra parte casi lógica: esas elecciones no las ha perdido Ferraz sino Moncloa, y es evidente que la severísima derrota ha descentrado profundamente al clan de los adictos al presidente, la clase privilegiada que se concentra en torno al poder y que configura la aristocracia del partido, incluyendo al gurú del naufragio, el estratega Iván Redondo.

Tezanos se ha saltado en estas elecciones todas las normas morales y ha conseguido destrozar el poco prestigio que le quedaba al instituto. Pero si esta inmoralidad despreciable que el catedrático emérito de 74 años ha evidenciado repudiando sin el menor rubor el papel que el CIS debe desempeñar en una sociedad ejemplarmente democrática como la española, no fuera bastante para respaldar su urgente salida del cargo, existe otra razón más contundente todavía. Y ella es simplemente, que sus predicciones han hecho un ridículo espantoso. Y no solo han naufragado de una manera ostensible desnudando al CIS de cualquier fiabilidad para predicciones futuras, sino que ha perseverado en sus groseros errores utilizando para cometerlos los días en los que la ley prohíbe tajantemente airear juicios y valoraciones.

Cualquier profesional que en el ejercicio de su cometido falla tan estrepitosamente, debe someterse a la fiscalización de sus actividades. Y ha de recibir las sanciones que merezca su incompetencia, que en muchos casos lleva consigo responsabilidades incluso penales. Tezanos no puede sustraerse a esta necesaria revisión crítica de tareas. Que Moncloa analice su desastre es cosa de Moncloa. Pero ya sin el indefendible Tezanos.

Te puede interesar