Opinión

Toros en la calle

Los innumerables festejos que se llevan a cabo en todos los pueblos y ciudades españolas durante el periodo veraniego suelen contar con dos elementos prácticamente fijos cuya presencia otorga carácter propio a las celebraciones. Casi todas ellas se basan en un referente religioso y por tanto nunca falta un santo al que pasear que es quien suele otorgarle el nombre a la fiesta, y en casi todas se produce la participación de animales ya para lidiarlos, ya para acosarlos, ya para correr delante de ellos. El primer encierro de los que se celebran en España se lleva a cabo en los compases iniciales del verano en Pamplona durante las fiestas patronales de San Fermín. Y a partir de ahí esas actividades se reparten por toda la geografía hasta que la temporada se cierra. He estado una vez en San Fermín, no volveré más y todavía a estas alturas no puedo entender que no se produzcan en semejante tumulto más accidentes mortales de los que ya se cuentan. Los navarros lo atribuyen al “capotico” del santo. A la vista de cómo trascurre cada encierro hay que pensar que, efectivamente, existe en estas celebraciones alguna suerte de ayuda supra terrenal.

El problema es que no en todos los encierros que se llevan a cabo aparece ese socorro del santo que todo lo ve, o las condiciones en las que se celebran no son las más propicio y el balance al término del verano es calamitoso. Sobre todo este año en el que siete personas han perdido la vida a día de hoy participando en ellos. Siete vidas arrancadas de cuajo por las astas de un toro a la carrera que han producido escenas escalofriantes y que denuncian la necesidad de replantearse seriamente estos festejos. Los mozos fueron arrinconados contra una pared, zarandeados como peleles y cosidos a cornadas por un animal furioso que se tiró al bulto. Como todo el mundo se lleva a estas celebraciones sus teléfonos, la filmación de semejantes tragedias ha rotado por todas las televisiones y nos ha mostrado el horror de contemplarlas en directo.

Este fin de semana ha sido horrible. El domingo fue un joven de Leirín en Navarra, el sábado dos muchachos corneados en Peñafiel y en Museros, y el viernes un veterano que falleció atravesado por el cuerno de un toro en la localidad murciana de La Blanca. Hay otro más herido en Silla que se encuentra hospitalizado en estado muy grave. Habrá que pensárselo.

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