Opinión

Abril de 1969: cuando Janis Joplin acabó con la flema británica

Janis Joplin, en el concierto que ofreció en el Royal Albert Hall de Londres.
photo_camera Janis Joplin, en el concierto que ofreció en el Royal Albert Hall de Londres.

Si bien era no solamente conocida, sino admirada e idolatrada en Europa desde 1967, Janis Joplin solo hizo una corta gira por el viejo continente en abril de 1969, en la que actuó en diversas ciudades de Francia, Holanda, Alemania, Suecia y Dinamarca, culminando con una actuación final, hace hoy exactamente 55 años, el 21 de abril de 1969, en el que sería su único concierto en Inglaterra en toda su historia, en el Royal Albert Hall de Londres. El otrora templo de la música clásica y que desde algunos años antes, desde la legendaria primera gran lectura de poesía internacional de junio de 1965 que lideró Allen Ginsberg, se convirtió en un escenario que consagraba en lo más alto a quienes allí actuaban: desde los Beatles con John Lennon pidiendo a los que estaban en los palcos que aplaudieran haciendo chocar sus joyas a los Cream, pasando por The Moddy Blues, Jimi Hendrix o los Rolling Stones. Una actuación que aunque no tan recordada como la de Monterey, supuso un hito clave en su corta pero intensa trayectoria.

Cuando Janis aterrizó en París su manager Albert Grossmann había rechazado varias veces antes ofertas para girar por Europa, por las mismas razones que los managers americanos han esgrimido siempre: ¿Qué sentido tiene gastar dinero en vuelos intercontinentales, hoteles normalmente más caros que en los USA y una convertibilidad de la moneda no siempre favorable al dólar cuando en América puedo hacer 200 conciertos al año y sacar más de un millón de dólares de ganancia neta? Aparte de que para cubrir los gastos, los precios de las entradas tendrían que ser necesariamente más caros, y no siempre los promotores europeos estaban dispuestos. Se dice que los organizadores de la única gira europea que los Doors hicieron en septiembre de 1968 acabaron perdiendo dinero.

Pero esta era una situación especial. Janis necesitaba de un revulsivo, de una suerte de prueba de fuego para revitalizar su carrera, que se encontraba en ese momento en una encrucijada. El Verano del Amor y el recuerdo de Monterey ya quedaban lejanos, Big Brother & The Holding Company, el grupo con el que se convirtió en una estrella se había desecho pocos meses antes y todavía no había señales de un álbum en solitario. 

Obtener éxito en Europa con toda seguridad animaría a Janis a poner más empeño en dar un paso al frente con un nuevo proyecto y la situaría mejor cara a la propia industria del show business en América, quienes en el fondo, siempre leían Melody Maker o New Musical Express.

Cara a esta gira, Janis modeló la base de lo que sería la primera formación de su Kozmic Blues Band, que se alejó deliberadamente del rock psicodélico de Big Brother para tratar de profundizar más en el blues y el soul -en el fondo, nunca había dejado de ser una admiradora de Etta James y Billy Holiday- y unas semanas antes de empezar la gira, volaron a Londres, donde se establecieron para hacer los ensayos de la gira.

John Byrne Cook, que viajó con la banda para esa gira europea y escribió un libro de memorias sobre sus años de carretera con la diosa blanca del blues, “On The Road With Janis Joplin”, asegura que durante los ensayos Janis se sentía nerviosa e insegura, en gran medida por las malas críticas que la prensa había hecho de sus últimos shows en Nueva York, le costaba mucho adaptarse a la nueva banda y que sus excesos con la bebida y otras sustancias para desbloquearse, calmarse y tratar de sentirse más desinhibida y espontánea solo empeoraron la situación. Pero el día que tuvo que subirse al escenario en el primer show del tour volvió a ser esa mujer capaz de hacer rendirse a sus pies a todo el público, de conmocionar a todo un auditorio dejándose la piel, el corazón, la vida en el escenario sangrando blues y llevando el rock a otra dimensión.

Los conciertos de Francia, Alemania y Suecia recibieron críticas entusiastas de la prensa y de hecho, quien esta vez invirtió los papeles fue la propia Janis Joplin: en más de una conferencia de prensa, expresó su malestar por la falta de interacción con el público. Durante sus felices días de 1967 en San Francisco, las multitudes que abarrotaban sus shows bailaban, cantaban y celebraban mientras los artistas se contagiaban y alimentaban de su energía. En opinión de Janis, los rockeros europeos parecían tener miedo de hacer algo tan natural como cantar y bailar con ella. Pero todo cambió cuando llegó a Londres.

Con unos por aquellos tiempos emergentes Yes como teloneros, Janis Joplin ofreció una actuación que perduraría en la memoria como uno de los acontecimientos más recordados de la historia del rock en la Gran Bretaña en 1969. Un show vibrante, enérgico, de una intensidad impresionante, que logró lo que más anhelaba y que le había costado lograr en las fechas anteriores: levantar a la gente de sus butacas, hacer que bailaran, que se desinhibieran, se quitaran los zapatos, saltasen, gritasen, cantasen, se sintieran radicalmente libres poseidos por el libérrimo espíritu del rock y del blues. En gran medida, porque ella misma fue la que les provocó y les incitó a romper las normas y a escapar de esa tan encorsetada forma de comportarse de los ingleses, incluso del público del rock inglés.

En aquel momento el grupo no tenía mucho material para sacar a relucir, de manera que el set que presentó se basó en una selección de clásicos de Big Brother adaptadas al estilo de la nueva banda con su sección de vientos y versiones como “Maybe” de The Chantels, composiciones de Gershwin y canciones emblemáticas impecables como “Piece Of My Heart” y “Ball And Chain”. Y con ello logró cautivar al público. “Nunca antes nadie desde los Stones se había levantado y bailado allí”, diría Janis después del espectáculo. “¡Nadie había hecho nada así antes y lo hicieron!”.

“Olvida todo lo que hayas leído u oído... aquí, de hecho, estaba la reconfortante voz encarnada del amor, el dolor, el anhelo, la libertad y la experiencia extática, un fuego que habla desde el corazón ardiente de un alma cálida”. Dijo sobre Janis Joplin el Daily Telegraph. Por su parte el Evening Standard escribió: “Prácticamente convirtió el Albert Hall en una discoteca con su invitación, tan sincera como descarada a bailar a toda la audiencia”. Y por su parte, New Musical Express afirmó: “En el escenario del Albert Hall, parecía diminuta bajo los reflectores, vestida con un mono azul eléctrico. Pero su voz, amplificada a todo pulmón y la brillantez de los músicos que la acompañan la convirtió en una gigante y generó una atmósfera que hizo que el público olvidase sus inhibiciones y bailase entusiasta en los pasillos, los palcos y en el escenario”.

En 2013 el sello NSU Records puso en circulación un disco que tenía todas las trazas de ser una grabación pirata rescatada para su edición legal con la grabación de este concierto llamada “Janis Joplin And The Kozmic Blues Band Live, Royal Albert Hall April 21st.1969”. Una edición limitada que aun sin ser una masterpiece, nos ayuda a imaginar, a intuir lo que fue capaz de hacer ante aquel auditorio.

Take another piece of my heart now, baby…

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