Opinión

Nuevo álbum de Metallica: ¿Mayoría de edad renovada?

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Pasaron en poco más de seis años de ser una banda de un estilo de heavy metal absolutamente marginal que era considerado por cierta prensa literalmente “basura” – en inglés, “trash”- a convertirse en la primera banda que desde el mundo del rock duro entraba en el mainstream y el éxito comercial y popular masivo desde los tiempos de Led Zeppelin y AC/DC. Más de 40 años de vida les contemplan, una vida que si bien conoció momentos álgidos de creatividad, prestigio y credibilidad merced a obras maestras como “Ride The Lightning” (1984), “Master Of Puppets” (1986) y muy especialmente su “Metallica” de 1991, no solamente el mejor disco de toda su trayectoria con una diferencia abismal sobre todos los demás sino uno de los discos que cambió la evolución musical del heavy metal en los años 90.

Pero esa trayectoria también conoció momentos lamentables. Con toda seguridad cegados por una ambición irracional y muy probablemente alimentada desde los cantos de sirena de la industria del disco, en Metallica renegaron de sí mismos y de todo lo que les había llevado a lo más alto con la idea de querer convertirse en los nuevos U2 o en los nuevos Oasis con una sucesión de discos muy desafortunados – “Load” (1996), “Reload” (1997)- acompañados de una actitud arrogante y engreída que muchísimos de sus fans nunca entendieron y algún álbum realmente insoportable, que marcó el momento más bajo y pobre de su trayectoria, como aquel infumable “St.Anger” de 2003.

Afortunadamente en los últimos años el grupo, probablemente entendiendo que ya no tenía sentido tratar de estar reinventándose constantemente y con frecuencia de manera artificiosa y superficial, volvió en cierta manera a sus raíces, a hacer lo que siempre supieron hacer y su álbum de 2016 “Hardwired…To Self Destruct” nos presentaba a unos Metallica que muchos años después transmitían una estimulante sensación de credibilidad. Bien, pues ahora su nuevo disco de estudio, “72 Seasons”, profundiza más esa sensación.

Musicalmente es un trabajo denso, sólido, elaborado, con canciones mucho más largas de lo habitual en Metallica y que sin ser propiamente lo que conocemos como un álbum conceptual, desde la portada del disco, una cuna devastada rodeada de piezas rotas de juguetes de la infancia y la adolescencia, hasta la docena de temas contundentes y fuertes, “72 Seasons” tiene como hilo conductor relatar cómo son nuestras vidas adultas, moldeadas por nuestros alter ego más jóvenes, tanto los buenos como los malos. Para una banda que en cierto momento de su historia mostró sus trapos sucios en público con un documental sobre sus sesiones de terapia de grupo, “72 Seasons” a menudo vuelve a parecernos un exorcismo para sacudirse algunas de las cicatrices del pasado. No deja de ser significativo en este sentido el hecho de que el lanzamiento del disco haya sido precedido por una declaración del cantante y guitarrista James Hetfield que señala que el título del LP refleja “los primeros 18 años de nuestras vidas que forman nuestro verdadero o falso yo. Gran parte de nuestra experiencia adulta es una recreación o una reacción a esta infancia. Trata sobre aquellas experiencias que o bien nos hacen prisioneros de la infancia o bien nos ayudan a liberarnos de esas ataduras que llevamos”.

En este álbum los demonios familiares que a veces asoman son más evidentes que nunca. En “Screaming Suicide”, Hetfield aúlla sobre un ritmo atronador, “Odio estar despierto / Viviendo un error / Más muerto que vivo”; “If Darkness Had a Son” está lleno de bestias, espasmos y pesadillas. Nuevamente, algo que no rompe con el arquetipo de Metallica, pero que ahora comunican de manera al menos a mi juicio, menos sobreactuada y aunque más intensa y en momentos más desgarrada, también más sincera.

Seamos claros en este sentido: quien espere algo similar a “Master Of Puppets”, no va a quedar satisfecho. Ahora bien, si se entiende que el trash metal en Metallica en 2023 forma parte de un bagaje al que no renuncian pero sobre el cual quieren construir un sonido duro y potente aunque innovador, se puede disfrutar de este disco como lo que es: un álbum de heavy metal sólido y muy trabajado en el que no falta un guiño a ese pasado con “Lux Æterna”, “Shadows Fall” y el ardiente “Room Of Mirrors”, sin perjuicio de que en su mayoría “72 Seasons” se incline fuertemente hacia el estilo del ya mencionado y mítico “Metallica” de 1991. Escúchese uno de los temas a mi juicio más inspirados de “You Must Burn!” y se notará un innegable eco de “Sad But True” al que se ha intentado envolver del grosor que caracterizó la producción de “Load”.

En “Too Far Gone?”, que tiene un rollo punk claramente influenciado por los Misfits con sus ataques de guitarra fieros y cortantes, Hetfield pregunta: “¿Estoy demasiado ido para salvarme? / Ayúdame a pasar el día”, mientras que en “Sleepwalk My Life Away”, se cuestiona: “¿Debería caerme, caerme / Vendrías, vendrías?”. Ya sean ideas inspiradas por la ficción o expresiones de vulnerabilidad de la vida real, desde el último álbum de Metallica, no cabe olvidar que James Hetfield reingresó a un tratamiento por adicción al alcohol y se divorció de su esposa. Las pistas de “72 Seasons” muestran a un prototipo del macho alfa rompiendo la fachada supuestamente asociada a una estrella del rock mientras busca su propia verdad, como tal vez le sucedió en el comentado concierto en el que se derrumbó física y psicológicamente y rompió a llorar en mitad de la actuación.

Todo culmina en una extensa pieza de 11 minutos de duración llamada “Inamorata”, que se desarrolla lentamente con riffs crudos y una sonoridad fangosa sobre la que Hetfield canta perspicazmente: “Miseria, ella me necesita / Oh, pero yo la necesito más”. La canción es una clase magistral de melancolía. Es la canción más larga de Metallica, pero nunca se siente aburrida, ya que la agonía de Hetfield suena auténtica, no impostada.

En la reseña del álbum que ha publicado en Estados Unidos la revista Rolling Stone, Kory Grow afirma: “Superar esas primeras 72 temporadas hasta cumplir los 18 años puede haber sido una tortura para Metallica, pero ahora se están dando cuenta de que sobrevivieron al apocalipsis para compartir su sabiduría con varias generaciones que cada una de ellas, desde su óptica, ha reconocido en ellos un referente”. Estoy de acuerdo. Lo que más me gusta y lo que saludo con entusiasmo de este disco de una banda de la que fui entusiasta seguidor y que también me decepcionaron enormemente, es el hecho de que en su madurez, inteligente madurez diría yo, siguen teniendo algo válido y sincero que ofrecer, con lo cual su nuevo disco se escucha con agrado y por momentos, nos despierta emociones que durante mucho tiempo creímos ya extintas en los otrora conocidos como los cuatro hombres de negro.

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