Opinión

Autómatas inteligentes

Por un lado va la ciencia, por otro la técnica, bastante más despacio las sociedades y en un intento de abarcarlo todo, la política. La inteligencia artificial autónoma muerde ya los talones al humano. Los robots, según evidencias, pueden campar por sus respetos y en previsión de ello, la UE va a otorgar derechos a los robots, reconociéndoles personalidad electrónica. Aunque irán provistos de mecanismos para poder ser desconectados a voluntad de sus dueños en casos de emergencia, la UE establecerá un código de conducta ética por el cual dichos ingenios y sus fabricantes serán responsables de aquello que en un determinado momento pueda suceder. Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. Para los autómatas inteligentes, las leyes se adelantan a llenar los posibles vacios jurídicos, mientras en otras cuestiones cotidianas de hondo calado, auténticos pozos sin fondo, no existen normas, ni se las espera. 

Es evidente que la robótica generará una nueva revolución que pondrá al mundo, como coloquialmente se dice, “patas arriba”. Este marco de derecho se articulará en función de que esté garantizado el que tales inventos continúen siempre al servicio de los seres humanos sin que estos puedan sufrir consecuencias no deseables. Los robots ya no son una cosa del futuro. Ya están en las casas y forman parte de los quehaceres domésticos. Por ejemplo, las aspiradoras que mediante la presión de un botón funcionan a la perfección sin más intervención humana, y que una vez realizada su función, ellas solas se dirigen a su “nido” para recargarse de nuevo. Pero la inteligencia artificial es mucho más amplia y compleja, comprende un grandísimo potencial económico y requiere de mecanismos especiales mediante los cuales se garantice un nivel sólido de seguridad y protección. 

Ya ven ustedes, queridos lectores, que a pesar de todas las tensiones internacionales que hay, y muchas más que llegarán sin duda, el mañana se perfila con unas perspectivas más imprevisibles que nunca. ¿Será verdad que estas máquinas, bien por la acumulación de datos, las “experiencias asimiladas”, la perfección estructural, la dotación de esa llamada inteligencia y la fuerza emanada de su programada constitución, lleguen a dominar a las sociedades, tal y como han preconizado los mejores escritores de ciencia ficción, ya nada ficción y todo ciencia?

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