Opinión

Fuertes vínculos

Escribía no hace mucho, sobre la influencia que casi sin darnos cuenta, tienen las flores en nuestra vida. La alegría que producen los colores, las formas, cómo favorecen el ambiente y cómo son un precioso presente para las personas que adoran la delicadeza y la sensibilidad. La textura de las flores es un prodigio de la naturaleza, aunque las más bellas duran poco, de ahí el dicho “flor de un día”. Sin embargo, esas flores de un día, quedan perpetuadas en el arte, en los ropajes, en la pintura, la poesía, la escultura, el cine… Nunca morirán. A mí particularmente no me gusta cortar las flores. 

Pienso que es mejor que acaben allí donde nacen, desmayadas sobre la tierra que les dio a la luz y que las vio lucir en todo su esplendor. De ellas nacerán otras para deleite de los ojos y de los poetas. Sobre las flores se puede escribir toda una vida y aun por muy longeva que esta sea, no llegará el tiempo. Y de todas las cosas que se puedan decir hay una que se ha descubierto ahora, que tiene que ver con los aromas, y que puede llegar a ser muy positiva sobre todo para ciertas edades en que empieza a flaquear la memoria. La noticia se debe a una investigación llevada a cabo Michael Yassa, profesor de Neurobiología en la Universidad de California-Irvine, que reveló que determinados olores como los de las flores o las comidas, pueden hacer que las personas se transporten, en sentido figurado, a otros tiempos ya olvidados, y mejorar con ello la capacidad cognitiva del cerebro, y sobre todo mejorar la memoria. 

Se hicieron pruebas con ancianos, consistentes, entre otras, en ponerles fragancias por las noches en las habitaciones a la hora del descanso, y la experiencia dio resultados extraordinariamente positivos. Los mayores declaraban que habían podido dormir mejor y más profundamente. Después de diferentes experimentos quedó demostrado que existe vínculo fuerte y directo entre el olfato y la memoria. Esto, en su momento y a su modo, ya lo había experimentado cada cual en su vida, pero ahora que ese conocimiento se basa no en la práctica individual, sino en la investigación científica, se abren puertas importantes en referencia al Alzheimer, y a todo lo relativo a los circuitos cerebrales. Cuántas posibilidades nos facilita la madre naturaleza. Remedios sencillos, cercanos, y que no cuestan nada. Un aroma de flor.

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