Opinión

Medio vaso de agua

Un vaso mediado de agua, sin más. Un vaso corriente, y el agua que también se supone que del grifo de la cocina, marcó el precio de 20.000 euros. Tal obra de arte se expuso en ARCO, muestra que es visitada anualmente por cientos de personas que al parecer no vieron nunca cosa igual. Y será verdad. ¿Quiere esto decir que la humanidad está loca, o el arte se reduce a esto nada más? ¿Tan escasos andamos ya del líquido elemento? Si es así, hubiera sido bueno conservarlo en una caja fuerte como testimonio de que una vez alguien en la polis, tenía tanta sed, que no dudó en liquidar el patrimonio familiar para saciarla. O bien, que, hasta las cejas  de bebidas espiritosas, confundió el agua con el vodka. Señora, señor, cada vez que llenen un vaso de agua sepan que están en proceso creativo. ¡Tanto tiempo sin saberlo hasta que lo demostró Wilfredo Prieto y ¡cierra España!! Y a esto se le llama “rebeldía pasiva”. En esta edición de Arco, el visitante también pudo regocijarse con un mándala realizado con más de dos mil bragas y tangas cogidos puerta a puerta, sentida obra de Pilar Albarracín, que nos recuerda lo excelso del ser humano con la mezcolanza de fluidos que desprende de sí mismo. Humedades y olores a todo trapo, y nunca mejor dicho. Cuanta obra de arte, con patina, tirada a la basura por todas las mujeres del mundo. Y ya no digamos de ese monumento al arte representado por un montón de botes de pintura desparramada por el suelo, mientras la gente en sus casas pide a los obreros, erróneamente, que no les manchen el piso. Y hasta ahora, los pintores en la inopia, sin percatarse de que forman parte del Parnaso. “¿A cuanto la baldosa, el parquet, o el mueble salpicado?” “Señora yo le mancho a usted lo que sea por 10.000 euros, precio módico para usted. Bueno, el churreteo ya empezó hace años en los muros de las calles, los cierres metálicos y las puertas de las casas, y completamente gratuito porque al parecer ya no existe la propiedad privada, ni la limpieza en el ambiente, ni el respeto. Y el churreteo es gratuito también. Y a partir de ahora, señora, señorita, caballero, no tiren sus gayumbos y bragámenes, por muy viejos que estén, porque el día de mañana pueden formar parte de las maravillas del mundo, ser declarados patrimonio de la humanidad y por ende, en solicitado destino turístico internacional.

Te puede interesar