Opinión

Para entenderse


En cada época, en cada situación, se ha buscado una forma de lenguaje para poder expresarse públicamente, sin necesidad de que los mensajes fueran descifrados por los demás presentes. Al margen de los muchos conocidos por los diferentes sectores de la población mundial, como el silbido, el humo, el lenguaje corporal, y tantos otros, principalmente el oral o escrito, son incontables las formas de comunicarse. Con signos, símbolos, señales, jeroglíficos, petroglifos…, y han existido muchos más utilizados con gran éxito para tratar temas íntimos o de cualquier otra índole privada. Muchas obras de arte, se dice, llevan unas claves que sólo los entendidos pueden llegar a descifrar. Por eso gustan tanto las explicaciones que las desvelan en forma, color, composición, y a veces, firmas. 

Las catedrales son libros abiertos para quienes sepan leerlos. No tan lejanos están los lenguajes de las flores o el abanico. El abanico no siempre ha servido para aliviar el calor, sino también para poder entenderse entre unos y otros. El significado de estos “idiomas” se ha olvidado ya y permanece dormido en el tiempo. Pero conllevaban las mismas pasiones, secretos, deseos, angustias y promesas que se pueden captar por el oído. Pese a que ya no existen, quedan para los estudiosos o simplemente curiosos de extrañezas. Ahí encontrarán la traducción de los sentimientos que fueron, y que un día tuvieron la oportunidad de llegar a los seres elegidos. Casi todos los grupos profesionales o sociales tienen su lenguaje, por ejemplo, los buceadores o las religiones. 

En los aeropuertos queda claro los que se utilizan para el despegue o la toma de tierra de los aviones. Los de los barcos, los ejércitos. Todos son necesarios porque cumplen algo fundamental. Todo es lenguaje, inclusive el de los animales. Cada especie tiene sus sonidos, vuelos, colores y bailes para perpetuarse en el tiempo. Luego está lo que se cree y se cuenta sobre la telepatía, estudiada desde siempre, aunque poco se sabe de su fiabilidad y sus resultados a nivel científico. Pero ha estado siempre presente, sobre todo en épocas de zozobra. Todo sonido comunica. El aire, el oleaje, el roce, la música… Todo dice lo que es y lo que significa. Y he aquí la pregunta del millón ¿por qué le cuesta tanto al humano el entenderse incluso consigo mismo? ¿Quién la puede responder?

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