Opinión

Tiempo de vivir

Uno de estos días asistí en Santiago a una charla impartida por la doctora Alejandra Juno, sobre la película “¡Qué bello es vivir!”. El acto correspondía a la programación “Compostela Cine Classics”, de la Concellaría de Cultura e Patrimonio do Concello de Santiago, organizado por el siempre eficaz y certero en la elección de los filmes, Diego Vázquez Meizoso. 

Qué bello es el cine cuando ofrece una muestra de la riqueza que guarda el espíritu, que enseña y obliga a pensar. Alejandra Juno, nos regaló una charla magistral sobre la importancia de la vida. Sobre lo que cada persona aporta a los demás, la necesidad de la comunidad y el mundo en el que se querría vivir, pero especialmente, en que, ese mundo tan soñado por todos, tendría que ser creado por cada una de las personas que lo componen. Ustedes seguramente conocen esa gran película que en estas fechas es proyectada en medio mundo como una tradición que nos recuerda que la vida no es solamente bella, sino que lo verdaderamente hermoso es poder vivirla, y que por muchas cosas que sucedan y afecten individualmente, cada ser humano es imprescindible para los que le rodean y que sin él, el entorno podría ser más diferente y descorazonador. 

En estos días tan emotivos se ha visto ese afán de modificar el mundo, de hacer de él algo mucho más amable y sobre todo más solidario. La gente se ha volcado en los supermercados y en todos los sitios en los que se recaudaba dinero y alimentos. El que más y el que menos ha contribuido con lo poco o mucho que ha podido para que, los que desde siempre han sido los desheredados de la fortuna y para los que hasta ahora tenían seguridad en sus vidas y de pronto se han sentido al borde del abismo, tengan unas navidades en las que esté presente la esperanza. 

La Navidad es un recuerdo de que el individuo no está solo, que compartir le hace más humano y más rico en sensibilidad. La Navidad es tiempo de regalos, de una buena cena, de traje de gala y vajilla nueva, lo que está bien y es recomendable. Pero la Navidad también es tiempo de sentir, de sonreír, de mirar al vecino y preguntarle si necesita algo, de desear felicidad a todos, amigos y enemigos, porque si los demás son felices alguna de esa dicha llegará al que se la desea. Eso es lo que me enseñaron desde muy pequeña. Y eso, la felicidad, es lo que deseo a todos ustedes.

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