Opinión

AZNAR, LAS CHURRAS Y LAS MERINAS

Algunos se rasgan las vestiduras emocionales al ver el tono de absurda superioridad y mesianismo que destiló ad nauseam Aznar en la entrevista-monólogo de una cadena privada de televisión. Yo no. Porque tengo buena memoria y creo que el personaje siempre se ha expresado rezumando esa fatuidad absurda por carente de cualquier soporte lógico o antropológico. Pero quizás cuando alguien se rodea del oropel del poder que proporciona la Presidencia del Gobierno, estos perfiles de patología emocional se perciben menos nítidos. Así que dejando esto a un lado, lo interesante de esa entrevista, no es que se postule para volver a presidir un Gobierno, ni siquiera que su comportamiento sea calificado por sus correligionarios de partido como una profunda deslealtad, con algunas excepciones sonadas como Gallardón y Feijoo. Tampoco la versión moderna que trazó del clásico Saturno devorando a su hijo, del genial Goya, ofreciendo ahora Aznar una nueva pintura negra devorando la insoportable levedad existencial de su hijo político y actual Presidente Rajoy. Todo eso son trazos que componen un diseño perfecto de lo que sucede por el interior del sujeto, pero me importa lo justo tirando a casi nada en el contexto actual.


Lo que sucede es que es tan desesperante el modelo político de su hijo y sucesor, tan lacerante el estado de nuestra sociedad, tan abrumadora la desesperanza, tan intensa la irritación social generada, tan peligrosa la violencia larvada que se olfatea en la pituitaria social, que han conseguido hacernos olvidar algunas cosas de cierta importancia. Por ejemplo, ¿recuerdan ustedes la carta que Aznar dirigió a todos los españoles asegurando que el euro era el gran logro de su gobierno y que con esa moneda común se habían acabado nuestros males patrios y ya caminábamos firmes por el sendero de la prosperidad? Pues yo la recuerdo muy bien, porque me irritó interiormente por la falacia que contenía. Hoy ya muchos se dan cuenta de lo que solo Calaza y yo defendíamos en aquellos lejanos y difíciles días: cuidado con el euro. Aznar ni siquiera permitió que existiera el debate. Y ahora pagamos todos las consecuencias.


¿Recuerdan cuando Aznar se convirtió en adalid de una Unión Política Europa como gran mecanismo superador de los problemas de este viejo -y ya caduco- continente? Pues yo sí. Y la fallecida Margaret Thatcher, con quien lo comenté con amplitud personalmente, supongo que desde el cielo sonreirá si pudo ver la entrevista citada, sobre todo ahora que, como Suecia, Dinamarca y Noruega, la pérfida Inglaterra no solo no está en el euro sino que quiere -y lo conseguirá- largarse de este lío de egoísmos alemanizados en que se ha convertido esa cacareada Unión Política europea.


¿Cuando se gestó el desastre financiero que nos ha costado decenas de miles de millones de euros? ¿Cuando se prostituyeron las cajas de ahorros? ¿Cuando los bancos de dedicaron a incrementar a toda costa el endeudamiento de familias ofreciendo lo que fuera con tal de conseguir un crédito? ¿Cuando se gestó el despropósito de los cientos de miles de millones de euros prestados sin control a la promoción especulativa inmobiliaria? ¿Cuando se construyeron viviendas como si fueran churros en lugares alejados de cualquier mínima consideración racional de mercado? ¿Cuando los españoles se creyeron que esto era jauja y que todos éramos millonarios sin preguntarse siquiera por qué? ¿Quien gobernaba entonces, Chindasvinto o Aznar? ¿Quien era Ministro de Economía, Viriato o Rodrigo Rato?


Seamos serios. ¿Recuerdan cuando Rato aseguró con fuerza que no existía el menor atisbo de burbuja inmobiliaria sino que estábamos en presencia de un crecimiento sostenido real de nuestra economía? ¿Acaso el paro de hoy, derivado de una construcción inflada de manera grosera, no trae causa eficiente del desmoronamiento de esa enorme burbuja considerada como 'crecimiento real'?. Los males de hoy nacieron en aquellos días de vino y rosa, de despilfarro, de empresas vendidas a amigos, de aquel eufemismo llamado 'creación de valor' que en realidad era crear dinero para ciertos bolsillos, de compras absurdas de entidades ancestrales como Caja Madrid que decidía convertirse en una suerte de JP Morgan o Goldman Sachs de nuevo cuño comprando en 980 millones de dólares un banco de Miami? Zapatero fue una catástrofe, sin duda, porque no vio el problema, lo negó y lo empeoró. Pero cada cosa en su sitio. A un lado las churras, al otro las merinas.


Nos quejamos de los nacionalismo separatistas y con razón. Pero, ¿recuerdan quien cedió competencias a Pujol y a Arzallus para que le votaran como Presidente del Gobierno en 1996? ¿No fue Aznar quien quitó la Guardia Civil de Cataluña y les concedió entre otras cosas a esas Comunidades Autónomas la inspección de las Cajas de Ahorros, sentando las bases para el desgobierno actual? ¿Acaso su idea de España era menos potente que su ambición de ser presidente de gobierno? Podría seguir pero me resulta cansino. Aznar, además, toleró un parlamento cautivo, una judicatura politizada, una clase política plagada de privilegios, unas listas cerradas, en fin, todo eso que sabemos Y que conviene recordar.

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