Opinión

Elecciones europeas. Ganará la abstención

Corría el año de 1994 cuando, tras una visita furtiva a la Moncloa, después de intervenido Banesto, para entrevistarme en secreto con quien entonces ocupaba la presidencia del Gobierno, léase Felipe González, justo antes de despedirnos, y con ese tono de cinismo del que ha hecho gala tantas veces que podría decirse que construye pieza decisiva de su arquitectura moral, el líder socialista me comentó su posición frente a las elecciones europeas. La resumió de un mofo pragmático con esta frase:

-Mira Mario, de vez en cuando conviene perder alguna elección, y las mejores para esto son las europeas. La gente cree que sirven para poco, así que te aplican el castigo. Otras cosa son las generales.


Si algo se puede decir de González es que de esas cosas entendía y mucho, me refiero a cómo manejar a la opinión para que votaran creyendo que decidían por ellos mismos cuando en realidad no hacían sino ejecutar los mandatos que, a través de los medios de comunicación, les llegaba desde el Sistema. Por eso he escrito en mi libro Cosas del Camino que cuando la democracia descubrió el poder de la inducción se convirtió en Sistema. Sucedió que el PSOE perdió por un porcentaje muy alto aquellas europeas. Creo que, incluso, superior al 10 por 100. Pero en las siguientes generales, a pesar de todos los escándalos que los asolaban, el PP solo ganó, con su candidato Aznar, por un puñado de votos, y debido, sustancialmente, al caso Gal.


Bien, pues en este año tenemos de nuevo elecciones europeas. Ya circulan las quinielas, como es normal. Mi diagnóstico es que el ganador rotundo será la abstención. Por cierto, aquí se plantea la cuestión de ciertos dogmáticos que aseguran que eso de abstenerse no solo es inútil sino, además, antidemocrático. No se de dónde se sacan semejante cosa. La democracia es  poder elegir en libertad. Y la opción de elegir no ir a votar es conceptualmente tan válida como votar a uno u otro o en blanco o con voto nulo. Así que los dogmatismos mejor guardarlos para momentos mejores.


Y es que, además de ser conceptualmente válida, en estas elecciones concurren elementos para poder sostener que la abstención no es ninguna postura irresponsable, ni antidemocrática, ni una negación del derecho a participar en la cosa pública. Antes que nada, los dos partidos que concurren a las elecciones, han dado pruebas manifiestas para que sintamos respecto de su comportamiento cuando menos la constatación de que incumplen sus promesas electorales y que sus criterios de gobierno y de oposición, respectivamente, se han situado lejos de las aspiraciones de la mayoría de los españoles. Por tanto, es natural que no se les quiera votar. Y esa “naturalidad” se vive a diario porque cuando conversas con muchas personas votantes de uno y otro de los dominantes, sobre todo el PP, te dicen, con un punto de irritación, que no quieren volver a entregarles la confianza en forma de voto depositado en urnas.


Y ante esa posición se encuentran con posibles nuevos partidos. No me refiero a UPYD porque la considero, aunque tertius genius dentro del Sistema dominante. Concurren una multitud de partidos, algunos nuevos con líderes procedentes de otros partidos, que llevan muchos años en política. La gente, al menos alguna gente, no acaba de entender bien esto. Y las encuestas, al menos las que disponemos hasta el momento, proclaman que o no obtendrán  escaño o que el número de los que se alcancen será tan pequeño que pueda ser irrelevante. Pero, sin embargo, servirá para “legitimar” a los partidos hegemónicos que podrán proclamar que sus normas electorales permiten a otros presentarse, pero que, claro, ellos no son responsables si la gente no les vota.


Y es que, finalmente, pasan dos cosas. Son demasiadas las personas que desconfían de este modelo de Europa, que, casualmente, ha sido avalado por los dos partidos hegemónicos, así que lo que es evidente de toda evidencia es que no lo van a cambiar. Ya hemos visto el concepto de Europa del presidente del Gobierno cuando dijo que lo que verdaderamente importaba es que Alemania tuviera las ideas claras. ¿Acaso durante estos años hemos sentido que los dos partidos dominantes nos indicaran a las claras qué papel tenía España en Europa que fuera algo distinto al de mera comparsa de Alemania?
Seamos claros: pase lo que pase estas elecciones europeas ya tienen un claro ganador: Alemania. Porque la experiencia demuestra que ha sido Alemania la que ha dominado la Europa que quiere construir, la que ha generado los problemas a países del Sur, entre otras cosas. El Banco central europeo funciona al dictado o como mínimo a la sugerencia fuerte de Alemania.


Yo no participo de este modelo de Europa burocrática dirigida desde Alemania. Entiendo que el euro, y lo dije, fue un error, pero igualmente comprendo que destruirlo ahora tendría costes inimaginables. No me consultaron en su día sobre el Tratado de Mastrich. Han construido Europa como les ha venido en gana. Asi que no me vengan con participación democrática cuando me la negaron al comienzo. Es, por tanto, muy comprensible que muchos no quieran participar en este juego  en el que solo pueden ser convidados de piedra.

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