Opinión

Cuidado con el agua

Hoy vamos a ser redundantes y por ello pedimos su indulgencia. Hace unas semanas rogábamos precaución a los bañistas. Reflexionábamos sobre las muertes por ahogamiento durante el verano, cuando el mar, los ríos, los embalses y las piscinas se convierten en el sitio de recreo más demandado para combatir el calor. Vaticinan los meteorólogos que este año nos van a tocar tres olas de calor. Ya llevamos dos, pero parece ser que la tercera será la peor. Recientemente los medios de comunicación se hacían eco de una triste noticia: la de un prójimo ahogado en el mar mientras intentaba salvar a una pareja que, ironías de la vida, lograba escapar de la muerte in extremis. No estaba para ellos, o más bien, las olas que bien podrían habérselos tragado para siempre desembocaron en una corriente benigna que los aproximó desde los acantilados hasta la playa. 

Al enterarnos de tan luctuoso accidente se nos vino a la memoria Castro, el gran portero del glorioso Sporting de Gijón, que perdió la vida en el Cantábrico cuando intentaba salvar a unos bañistas. Formó parte de aquel mítico equipo junto a su hermano el goleador Quini, una escuadra que llegó a tutear al Barça, al Real Madrid, al Valencia, al Athletic de Bilbao, al Atlético de Madrid y a la Real Sociedad, que eran duros huesos de roer entonces en la competición liguera, junto al Sevilla y al Betis. 

Cuando escribimos estas líneas van más de 250 ahogamientos en España. El pasado mes de junio se llevó la palma como unos de los meses más trágicos de la historia, el segundo en número de fallecimientos por accidentes acuáticos desde el 2015. La imprudencia se esconde detrás de la mayoría de estas desgracias, seguido de los despistes por parte de los adultos que dejan a los más pequeños disfrutar del agua sin la necesaria vigilancia. Pero también debemos considerar las muertes por hidrocución, más conocida como choque térmico o shock por inmersión, una respuesta de nuestro organismo que se pone en marcha cuando nos sumergimos bruscamente en el agua después de haber estado expuestos al calor durante un tiempo excesivo. 

Nuestras abuelas, sin conocimientos científicos pero basándose en la experiencia, nos advertían de aquellos  famosos cortes de digestión, una entidad inexistente, pero probablemente relacionada con el fenómeno del enfriamiento brusco de un cuerpo recalentado al sol. Para evitar la hidrocución debemos evitar sumergirnos en las aguas frías, con temperaturas inferiores a los 18ºC. Recuerdo a unos valientes que salieron tambaleándose de las gélidas aguas que bañan las playas de las Islas Cíes, después de haber estado tomando el sol varias horas consumiendo bebidas alcohólicas. Otro factor predisponente es el ejercicio físico intenso antes del baño, que provoca una enorme sudoración en el futuro bañista: pachangas de fútbol playa que parecen una final de la Champions o partidos de palas-tenis dignas de los finalista de Wimbledon. 

Ojo también a las comidas copiosas previas al baño, al consumo de alcohol y determinados psicofármacos, y a los planchazos, pues golpes bruscos en el tórax y el vientre pueden provocar una pérdida brusca del conocimiento. Y así es mucho más fácil ahogarse. Una vez más, abogamos por disfrutar responsablemente del verano. Merece la pena. Y la vida.

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