Opinión

Los hospitales de Gaza

Desafortunadamente existe en nuestra sociedad una polarización tan enconada que cuando uno se atreve a opinar sobre cualquier tema se arriesga a ser etiquetado y juzgado sin misericordia por aquellos que no comparten sus argumentos. 

Con la cuestión que vamos a abordar hoy probablemente sucederá lo mismo, pero vamos a arriesgarnos. La situación en Palestina ha sido históricamente compleja y ha desatado constantes conflictos entre Israel y diversos grupos palestinos, como Hamás, una organización política y paramilitar palestina que se declara yihadista, nacionalista e islamista. No reconoce al estado de Israel y no renuncia a la lucha armada para conseguir su extinción.

La primera confusión consiste en identificar a Hamas con Palestina, pues allí existen otros grupos políticos que no comparten sus argumentos fundacionales. Aún siendo nacionalistas, no defienden la lucha armada ni el terrorismo, ni tampoco propugnan la adaptación de la vida política a los preceptos religiosos del Islam. Por poner un ejemplo, el 7% de la población palestina es cristiana, un porcentaje que se incrementa hasta el 56% de los que viven en el exterior. Tampoco todos los israelíes son judíos, ni todos los judíos son sionistas. 

La mecha que prendió el incendio bélico desatado en Gaza, y por extensión en Cisjordania, fue la sangrienta incursión de Hamás que dejó centenares de víctimas y varias decenas de rehenes secuestrados. La respuesta del gobierno israelí, encabezado por el controvertido Benjamín Netanyahu suma ya miles de víctimas mortales entre la población de Palestina, que como en todas las guerras son mayoritariamente ancianos, mujeres y niños, curiosamente los mismos prójimos desvalidos e inocentes masacrados por los ataques de Hamás.

Los partidarios de la defensa israelí y su descomunal respuesta bajo la excusa de la bíblica venganza del ojo por ojo son tachados de sionistas. Por el contrario, los defensores de los palestinos (que no del terrorismo) son tachados de antisemitas y comparados con los nazis que exterminaron a 6 millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial y sus prolegómenos. 

Ahora, los ataques se han extendido a los hospitales, tan indudablemente condenables como el uso de instalaciones sanitarias, ambulancias y población indefensa como escudos humanos y refugio de combatientes. Como en la guerra de Ucrania, se están rebasando unos límites nunca antes vistos. Los médicos y los sanitarios no podemos mantenernos ajenos ante tanta masacre. Y, por supuesto, exigimos a ambos bandos el cese inmediato de las hostilidades y abogamos por la paz, el respeto y la protección de todas las víctimas ¿Misión imposible? Ojalá que no.

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