Opinión

El imperio del dolor

Este es el título del libro sobre la dinastía Sackler obra del galardonado escritor y periodista estadounidense Patrick Radden Keefe, capaces de levantar su multimillonario emporio comercial sobre las ventas de varios de los medicamentos más consumidos por la humanidad. 

Todo comenzó con Arthur Sackler y sus hermanos Raymond y Mortimer. En 1952 se hicieron con Purdue Pharma, un modesto laboratorio farmacéutico hasta entonces especializado en laxantes y productos para la limpieza auditiva. Médico psiquiatra, Arthur Sackler fue un pionero de la poderosa industria farmacéutica, capaz de aunar exitosamente los esfuerzos de investigación y producción con los de un marketing tenaz y agresivo, no dirigido precisamente hacia los consumidores, sino hacia los médicos.

A pesar de sus múltiples detractores, a su favor debemos mencionar sus esfuerzos para lograr la cura farmacológica de determinados pacientes psiquiátricos, tratados entonces con terapias electroconvulsivas y lobotomías, así como su lucha para la integración racial en los bancos de sangre. Esta historia comienza con la tioridazina, un antipsicótico autorizado en España desde 1959 con el nombre de Meleril ® (yo todavía lo recuerdo), y actualmente retirado del mercado por los graves efectos secundarios ocasionados, especialmente arritmias cardíacas mortales. 

Pero el verdadero éxito que catapultó a los Sackler a las cumbres de la fama fue el popular Valium ®, del laboratorio suizo Hoffman-La Roche, que situó a Arthur Sackler y sus empresas publicitarias al frente de la comercialización del ansiolítico más famoso de la historia, al que incluso los Rolling Stones dedicaron uno de sus temas. Aquellas campañas publicitarias fueron muy hábiles, promocionando el Valium ® para el tratamiento de casi todas las enfermedades. Así consiguieron por primera vez unos beneficios que superaron la barrera de los 100 millones de dólares. Otros éxitos publicitarios de sus compañías fueron el Librium ® y el popular antiséptico Betadine ®.

Simultáneamente los Sackler se convirtieron en afamados filántropos y mecenas de arte, y su apellido preside diversas instituciones universitarias y salas especializadas de los museos más visitados del planeta. Tras el fallecimiento del patriarca a causa de un infarto de miocardio, sus hermanos y su sobrino Richard Sackler diseñaron una maquiavélica estratégica para hacerse con el suculento mercado del tratamiento del dolor a nivel mundial. Para ello desarrollaron el OxyContin ®, a base de oxicodona, un potente opioide de liberación retardada para el tratamiento del dolor moderado e intenso, pero a su vez altamente adictivo y una droga de abuso común. 

La oxicodona se fabricó por primera vez en Alemania en 1916 y su efecto analgésico, por vía oral, es prácticamente el doble que la morfina. Actualmente se emplea asociado a naloxone o naltrexona, para disminuir su potencia adictiva. Junto al fentanilo y otros opioides, la oxicodona es responsable de la epidemia de abuso de fármacos que ha azotado a los EEUU y otros países, con millones de adictos y millares de defunciones. Recientemente la plataforma Netflix ha presentado “Medicina letal”, una miniserie de TV inspirada en la vida y tribulaciones de los Sackler y el OxyContin. Muy recomendable, tanto como el libro de Patrick Radden Keefe.

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