Opinión

Malas calles

Así tituló Martin Scorsese su drama criminal protagonizado por Robert de Niro y Harvey Keitel. Malos tiempos para la lírica es el nombre de la icónica canción de Golpes Bajos, inspirada en el célebre poema de Bertold Brecht. Con la sequía que estamos padeciendo, y lo que se nos vendrá encima como consecuencia de la misma, nuestras calles están siendo malas por el polen del aire que respiramos y las cosas que tocamos. Son malos tiempos para los alérgicos y las personas con problemas respiratorios, y son y serán excelentes para los productores de moqueros desechables y los fabricantes de antihistamínicos. Es lo que toca: one for you and three for me, como dice un hostelero orensano recordando sus tiempos en la Barcelona patio de recreo de la Sexta Flota de la U.S. Navy. 

Y escribimos estas reflexiones mientras breves tormentas y granizadas de verano han azotado algunos pagos patrios. Hace unos días nos sorprendíamos con las imágenes de riadas e inundaciones en pleno desierto de Arabia Saudita, provocando 20 muertos y la evacuación de casi 4000 prójimos. Consecuencias del calentamiento global para unos, ciclos climáticos extremos para otros, mientras se ponen de acuerdo en las causas y las soluciones, lo cierto es que la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) nos alerta una vez más sobre el empeoramiento de los brotes asmáticos infantiles como consecuencia de la escasez de lluvias. Sostienen estos expertos que 1 de cada 10 niños españoles es asmático, y que esta prevalencia seguramente aumentará en el futuro por causas medioambientales. Y no solo por la sequía, sino también por la contaminación. Cuando el aire se queda estancado y la lluvia no lo lava, aumenta la cantidad de partículas finas en suspensión, lo que facilita su penetración en nuestras vías respiratorias. Doctor, actíveme la medicación contra la alergia es una demanda cada vez más escuchada, sobre todo de los pacientes con problemas respiratorios estacionales. 

Malas calles para por alérgicos, por culpa de la contaminación del aire. Malos tiempos también para ellos, por el exceso de polen en los parques y los campos. Malos tiempos para todos, porque con la sequía  el agua para regar será cada vez escasa y de peor calidad, serán también peores las cosechas, se restringirán los recursos hídricos y se dispararán los incendios. Jamás olvidaré cómo atravesamos in extremis una pared de fuego a un lado y otro de la A-52 a la altura de Fumaces, regresando a Ourense desde Madrid, durante uno de los múltiples incendios que arrasaron la geografía ourensana un verano del reciente pasado. Cargas para la economía española, y también para nuestro sistema sanitario. Con la sequía no solo se agravan las enfermedades respiratorias y alérgicas, sino que también se incrementa la mortalidad cardiovascular por la presencia de partículas en el aire y por las altas concentraciones de ozono, que resultan tóxicas. La sequía y el calor facilitan la reproducción de los insectos vectores que transmiten determinadas enfermedades, así como la supervivencia de los microbios patógenos. Escribió Bertold Brecht, en su poema: el árbol deforme del patio/ denuncia el terreno malo, pero/ la gente que pasa lo llama deforme/ con razón.

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