Opinión

Médicos en el Metaverso

Visto lo visto, y con que probablemente se nos venga encima a la profesión médica en los propios años, por aquello de poner la venda antes de la herida, me gustaría convertirme el usuario de un centro sanitario en el metaverso; me resulta indiferente si es un centro de salud o un hospital, el caso es encontrar en ese mundo virtual profesionales que me puedan curar, aliviar o reconfortar.

El pequeño país de Tuvalu corre el riesgo de desaparecer, 11.000  habitantes repartidos en  ocho islas que ocupan poco más de 25 km2, con su punto costero más alto solamente a cuatro metros sobre el nivel del mar. Desastres naturales como terremotos, tsunamis o huracanes, o simplemente la subida del nivel marino podrían sepultar sus tierras bajo las aguas del océano Pacífico.

Ante tales amenazas, se ha propuesto crear un clon digital de Tuvalu para que su cultura permanezca siempre viva, habitando su espacio en la nube digital. El ir colocando seres humanos en el metaverso podría garantizar nuestra inmortalidad, por lo menos digital, sin ocupar espacio en este planeta, o en otros en el futuro, si es que somos capaces de conseguir colonizar el espacio antes de cargarnos la Tierra gracias a las guerras, la contaminación y otras putadas por el estilo. 

Dicen los expertos en este tema que el metaverso no constituye un mundo de fantasía, sino una especie de realidad alternativa donde podremos desarrollar exactamente las mismas actividades que hoy en día realizamos, pero sin movernos de nuestra habitación. Si toda esta tecnología lleva a buen puerto, podremos interactuar en modo avatar con otros prójimos, también avatares: crear negocios, pasear por las calles o reunirnos en nuestros lugares de trabajo virtuales. 

Lo más fascinante es que podremos interactuar de una manera más realista con personas que están físicamente alejadas de nosotros, mirarnos a los ojos, hablar y transmitir nuestros sentimientos, e incluso realizar determinadas acciones íntimas.

Hace un tiempo escribimos un artículo para una revista universitaria especializada en cine y medicina (o viceversa) respecto al abordaje cinematográfico del complejo mundo de las pasiones entre el hombre y sus creaciones sexuales artificiales, desde las muñecas hasta los androides, culminando con el enamoramiento de un personaje solitario e inseguro con un sistema operativo convertido en una maravillosa mujer virtual. 

Y si todo esto podría conseguirse, ¿por qué no tener un médico de familia y un equipo de avezados especialistas, en un mítico hospital instalado en el más hermoso metaverso?

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