Opinión

Música en consultas

Vamos a explicarnos mejor, para no llevar a confusiones. Sostiene Aloysius que instalar una especie de hilo musical en las consultas médicas podría tener un efecto beneficioso para la salud de los pacientes. Y de los médicos. Obviamente, siempre que su volumen no interfiera en la necesaria comunicación. Como no dejo de mirarlo con perplejidad me comenta los resultados de unas últimas investigaciones al respecto. En los bebés, por ejemplo, se ha comprobado el efecto calmante de la música y su alivio en los procesos dolorosos. 

De entrada, nos enfrentamos con una dificultad inicial para estas afirmaciones, pues en los niños pequeños no es fácil medir los efectos de dichas medidas terapéuticas. Pues bien, el equipo dirigido por el neonatólogo Saminathan Anbalagan, de la Universidad Thomas Jefferson de Nueva York, eligió una nana original del genial Wolfgang Amadeus Mozart para valorar su utilidad en el tratamiento del dolor leve en los recién nacidos. Su elección musical se basó en el ritmo lento, los tonos menores y las cualidades calmantes de la pieza para inducir una atmósfera relajante. Este trabajo trata de rebatir la falsa creencia de que los recién nacidos no experimentan dolor ni son capaces de recordar estas experiencias. 

Hasta hace relativamente poco tiempo muchos han dudado de la utilidad de la música en los bebés, sobre todo en los prematuros, basándose en la madurez incompleta del canal auditivo, sobre todo en los más pequeños. Sin embargo, el experimento musical mozartiano del Dr. Anbalagan y sus colaboradores se realizó con la intención de disminuir las molestias de los pinchazos en las pruebas del talón de los recién nacidos. 

Existen diferentes protocolos para esta sencilla pero dolorosa prueba, algunos contando con la presencia de los padres del bebé y la administración de una solución de sacarosa previa del pinchazo. Ahora, este innovador enfoque pretende ser viable, sencillo, eficaz, barato, cómodo y de aplicación universal, centrado en un método no farmacológico. Más concretamente, se aplicó a 100 lactantes con una edad media de dos días nacidos después de 39 semanas de gestación. A todos se le administraron 0.5 mililitros de una solución azucarada antes de realizarles la punción en el talón, para descartar metabolopatías neonatales como la fenilcetonuria y el hipotiroidismo. A continuación, 54 de estos bebés escucharon la canción de cuna de Mozart durante 20 minutos, antes, durante el pinchazo y también los 5 minutos siguientes. Los restantes bebés no escucharon la nana mientras fueron sometidos al cribado neonatal. El nivel de dolor fue significativamente menor entre los primeros, en función de sus expresiones faciales, la intensidad del llanto, los patrones respiratorios, los movimientos de las extremidades y los niveles de alerta. Para minimizar posibles distorsiones en la investigación, los autores realizaron las pruebas en una habitación silenciosa y confortable, poco iluminada y a temperatura ambiente, sin proporcionarles a los bebés chupetes o medidas de consuelo físico. 

Visto lo visto, habrá que probar la nana de Mozart 20 minutos antes de dormir. Tal vez mejor que un somnífero.

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