Opinión

Precauciones veraniegas

Aunque esta posibilidad puede darse en cualquier época del año, las  infecciones e intoxicaciones alimentarias son más frecuentes durante el verano, cuando tomamos agua o ingerimos alimentos contaminados por determinadas bacterias, virus, parásitos o por las toxinas que fabrican estos gérmenes. Para ser más exactos, los expertos hablan de infecciones alimentarias cuando los causantes de los síntomas son microorganismos vivos, como por ejemplo la salmonelosis, la listeriosis, determinadas bacterias fecales como la Escherichia coli, también muy presente en muchas infecciones urinarias, o los norovirus y rotavirus, causantes de gastroenteritis. 

Los expertos hablan de infecciones alimentarias cuando los causantes de los síntomas son microorganismos vivos

El término intoxicación se reserva para aquellos casos donde el daño es provocado por toxinas de las bacterias o los mohos. En ciertas ocasiones dichas toxinas contaminan los alimentos, incluso después de haber desaparecido el agente etiológico, como por ejemplo en el botulismo, las intoxicaciones por estafilococos o por Bacillus cereus. Debido a las altas temperaturas, en verano debemos prestar más atención a la elaboración y conservación de los alimentos.

Además de los huevos, son especialmente sensibles las carnes crudas y los derivados lácteos no pasteurizados

Algunos, como los huevos y sus derivados, se convierten en un extraordinario caldo de cultivo para la proliferación bacteriana. Este es el caso de la salmonella, bacteria fecal que puede encontrarse fácilmente en la cadena alimentaria. Además de los huevos, son especialmente sensibles las carnes crudas y los derivados lácteos no pasteurizados. En nuestros lugares de descanso favoritos, playas, parques y montañas, podemos contemplar cómo los veraneantes dan buena cuenta de los alimentos que llevan preparados desde sus domicilios. Por ello, recomendamos mucho cuidado con las tortillas y las mayonesas caseras, por ejemplo, el aderezo indispensable de las ensaladillas rusas, un plato muy apetecible en verano. 

Respecto al botulismo, los medios de comunicación se han hecho eco recientemente de una intoxicación posiblemente relacionada con unas tortillas de patatas comercializadas

Otra fuente de contagio en las salmonelosis es el contacto con animales domésticos infectados por estas bacterias, especialmente perros, gatos, tortugas y pollos. De ahí la importancia de la sanidad animal y la prevención de enfermedades por parte de los servicios veterinarios. Respecto al botulismo, los medios de comunicación se han hecho eco recientemente de una intoxicación posiblemente relacionada con unas tortillas de patatas comercializadas por una marca concreta en los supermercados. Las sospechas han recaído en este caso en supuestos defectos en la cadena de envasado. Es cierto que con las precauciones, los controles y la trazabilidad en la industria alimentaria, los casos de botulismo son muy raros en la actualidad.

Pero estamos ante una enfermedad grave, y a veces mortal. Además, el antídoto contra el botulismo, la llamada antitoxina, no cura los daños provocados por la infección. Para velar por nuestra salud y evitar entre otros problemas las infecciones y las intoxicaciones alimentarias, existe la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). No hace frente a estos problemas, sino también a otro tipo de contaminaciones, como la presencia en los alimentos de sustancias químicas y metales perjudiciales para nuestra salud, así como campañas informativas sobre las alergias alimentarias.

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