Opinión

La Bella Durmiente

En la liturgia católica, el quinto domingo de cuaresma, también llamado “de Pasión”, es el inmediatamente anterior al de Ramos, donde se celebra la festividad de Lázaro -aunque su onomástica sea el 17 de diciembre-, por coincidir en general con la lectura del pasaje evangélico en que Jesús resucita al hermano de Marta y María, que llevaba cuatro días muerto en Betania, con la célebre frase bíblica “levántate y anda”.

En nuestra ciudad, se conmemora de forma especial esta fiesta en diversos emplazamientos, como sucede, por ejemplo, en Peliquín, adonde se trasladó en 1950 -rehabilitado en 1983- el templo construido originariamente en el parque de San Lázaro, a finales del siglo XIX, bajo tal advocación. Aunque, para la mayoría, la celebración más conocida tal vez sea la que se lleva a cabo precisamente en dicho parque del centro urbano.

De hecho, este domingo pasado tuvo lugar la tradicional procesión, con asistencia de varios miembros de la corporación municipal, desde la parroquia de Santo Domingo hasta la Iglesia de los Franciscanos, escoltando la figura de Lázaro tras la celebración de la misa; pasando, como es lógico, por delante del parque de su nombre, perfumado con el olor de las famosas rosquillas, mezclado con el de la pólvora con que se queman las madamitas.

Además, ha coincidido esta conmemoración con un editorial de este mismo periódico, bajo el expresivo título “Un plan estratégico para Ourense”, donde se reclama una mayor y mejor atención para las carencias de nuestra provincia; y concluyendo con una pregunta tan concisa como retórica: “¿dónde está el PERTE de Ourense?”, en alusión a la lluvia de millones auspiciada por los fondos Next Generation. 

Ya en su día, coincidiendo con la aprobación de dicho programa europeo, en una columna de otro periódico, de la que ésta es heredera, escrita entonces al alimón con la actual conselleira Elena Rivo, nos hacíamos eco de la importancia de dicho programa y de la necesidad, dadas sus peculiaridades, de impulsar con carácter inmediato proyectos de colaboración público-privada con empresas locales, si se quería aprovechar toda su potencialidad.

También, en otras dos entregas (en concreto, las de 4 de octubre de 2020 y 2 de abril de 2021), destacábamos la conveniencia de mantener una presencia adecuada en ciertos escenarios clave para nuestro futuro (léase, en el caso, la Unión Europea), donde el manejo de sus sofisticados mecanismos no está al alcance de cualquiera, por lo que parece aconsejable reclutar a los representantes más expertos, ya que alguno habrá. 

Por ello, en línea con el citado editorial de este periódico, cabe concordar en que el proyecto colectivo de Ourense requiere de una planificación medida; de un certero plan estratégico que, para su diseño y ejecución, debería contar no solo con el imprescindible acceso a la información que se gesta en todos los núcleos de decisión por parte de quienes mejor sepan manejarla y transmitirla, sino también con la posibilidad de influir en la toma de decisiones. 

Así, la gestión de los fondos Next Generation amenaza con convertirse, para Ourense, en secuela de la berlanguiana “Bienvenido Míster Marshall”, en puertas de las aparentemente anodinas -nada más lejos de la realidad- elecciones europeas. Más que en “La Cenicienta”, pensemos, entre todos, la mejor forma de convertir este cuento local en “La Bella Durmiente”; una ciudad que, como Lázaro, espera en letargo esa voz que le diga: levántate y anda.

Te puede interesar