Opinión

El bloqueo de la democracia

La legislatura va tocando a su fin y ahora más que nunca se pone  de manifiesto que el PP jamás llegó a aceptar y a encajar su derrota  del 14-M de 2004. Algo que en democracia es inadmisible, pues estamos  ante la negación de la propia esencia de este sistema, el  democrático, que es el peor si se excluye a todos los demás, como  reza la histórica frase.  Esa esencia es la alternancia en el poder  mediante las elecciones generales cuando las gana el partido de la  oposición, como ocurrió el 14-M. Llegó un momento en el que se vieron  obligados a abandonar las teorías de la conspiración, mejor dicho, a  abandonar su pública utilización, porque no han llegado hasta el  extremo de perder del todo el sentido del ridículo. Pero nunca han  dejado de utilizar cualquier pretexto para la descalificación de la  victoria socialista. Es claro que no han podido salirse con la suya y  ahora, cuando los temas de la España real se superponen a las  mentiras e inventos de años anteriores, optan por intentar bloquear  el funcionamiento de los órganos fundamentales del Estado de  Derecho.      Bueno, no es que ahora lo intenten por primera vez, ya llevan  muchos meses, pero es ahora mismo cuando redoblan sus estrategias  para conseguir ganar en los despachos lo que pierden en el  Parlamento, como ha dicho acertadamente al portavoz socialista en el  Congreso. El Consejo General del Poder Judicial, bloqueado por ellos  desde hace casi un año, cuando tenía que haberse renovado, sufre el  bloqueo definitivo tras el anuncio de Zaplana de que se pone punto  final a cualquier posibilidad de enderezar el largo entuerto. Y lo  mismo con el Tribunal Constitucional, tras su escándalo farisaico por  unas recusaciones del Gobierno, cuando aquí quien primero recurrió y  recusó fue el partido de Rajoy, con el ánimo evidente de cargarse el  Estatuto de Cataluña, por encima del Parlamento español, del  Parlament catalán y de la expresa voluntad del pueblo de Cataluña.  Bloqueo de las instituciones para intentar ganar con el voto de unos  cuantos magistrados lo que perdieron en todas las urnas habidas y por  haber. Y en ésas estamos.

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