Opinión

España crece y no se rompe

A hora resulta que España no se rompe, según acaban de afirmar Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre, y que nuestro adorado país crece económicamente el pasado año el 3,8%, más que la media de todos los países ricos o desarrollados. Cualquier ciudadano poco informado diría que esto es de locos, después de lo que llevan escuchando en los últimos meses y semanas. Pero lo que todo el mundo entenderá bien es el despropósito del inefable Arias Cañete al protestar y acusar de electoralismo al Instituto Nacional de Estadística por publicar el importante dato económico en período electoral. Este señor debería saber que tales datos tienen fechas fijas y modos reglamentados de hacerse públicos, ya que es portavoz de Economía en el Congreso. Pero lo más estupendo es que ni Cañete ni nadie de su partido se quejó cuando días atrás se publicó el dato del aumento del paro de enero, que jalearon desaforadamente. Claro, es que ellos tienen el derecho divino de censurar o alabar la publicación de datos según les interese. Hay que ver cómo son.


Y que España no rompe. Sólo les ha faltado el pequeño detalle de explicar a los españoles por qué se pasaron años asegurando que España se rompía, en la estela de la familia rota, del ácido bórico, de la furgoneta, de la conspiración, de la venta de Navarra, del arrodillamiento de Zapatero ante los terroristas... Todo debidamente alzaprimado por sus medios amigos e incondicionales, gracias a lo cual no se han hundido electoralmente en las encuestas, como acredita el dato de este mismo viernes del CIS, que contiene ese casi empate técnico del que tanto se viene hablando, aunque otras muchas encuestas dicen lo contrario. Por todo ello seguramente será mucho más importante la buena noticia del desbloqueo de los debates electorales entre Zapatero y Rajoy del 25 de febrero y el 3 de marzo. Al final prevaleció el sentido común del PP, cosa de agradecer. Esos debates pueden ser decisivos, además de una vistosa fiesta democrática. ¡Ah! y otra buena noticia fue la cena del presidente con el nuncio. ¿Le diría éste que no se rompe la democracia española?

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