Está claro que no aprenden. El Boiro sigue dando tumbos. Enésima polémica de un equipo desnortado y que caca semana empeora su situación. Llueve sobre mojado en un conjunto que cada temporada salta a los medios de comunicación y siempre por problemas extradeportivos.
Sin ir más lejos la pasada, cuando descendieron de Segunda B por impagos a los jugadores, después de que hicieran plantes y sentadas en los campos y demás protestas que no sirvieron para nada.
Esta temporada tampoco ha sido una excepción. Cambios en los banquillos donde lleva ya tres entrenadores, idas y venidas de jugadores y siempre el mismo problema, los impagos.
El domingo, una vez más, la plantilla volvió a denunciar las deudas que sufren, aunque me da la sensación que les vale para poco. Muchos ya han decidido abandonar el equipo y otros se lo piensan.
Es una pena que un equipo con más de 50 años de historia a sus espaldas vaya dando esa imagen. Los aficionados no se lo merecen. El fútbol, aunque a veces no lo parezca, tiene la obligación y el deber de ser mucho más serio.