Opinión

Carta desde el 
manicomio a mi madre

Querida madre: Pensaba enviarte un correo electrónico, pero dudo que sepas manejar el ordenador. Por eso te envío esta carta.

Aquí, en el manicomio, estamos bien. Yo he progresado bastante. Está comprobado que para progresar en esta vida lo mejor es hacerte el loco.

No sé como estaréis vosotros, pero según se comenta en el centro, vais de mal en peor. Dile a padre que tenga cuidado.

Tengo un amigo, Adolfo Hitler, que es de la parte de Cantalejo que, por cierto no sé muy bien dónde está, mi amigo dice que según miras el papa, a la derecha.

Aquí no todos están locos, algunos lo parecen. Te diré que la locura es un placer que sólo conocen los locos.

También tengo otro amigo que se llama Napoleón. Un silicótico de la parte del Bierzo.

Lo que no hay son buenos alimentos, porque como dice el director, hasta ahí podríamos llegar. Pero esto es el paraíso. Cuando Hitler y Napoleón se ponen de conversación, ¿sabes de qué hablan? Generalmente de nada. Bueno, sí, de una tal Cospedal que, por cierto, cada vez que la vemos por la tele tropieza con un árbol, y siempre es el msimo.

Pronto llegarán los carnavales. Pensamos que el mejor disfraz que le vendría al director del manicomio es el de mamarracho. Napoleón se piensa disfrazar de trovador a condición de que Hitler le cante "señor, tú eres el más grande". Yo opino que con lo que llevan habitualmente están bien disfrazados.

En fin, madre, ¿por qué no te vienes? Hazte la idiota y ven conmigo. Padre ya se las arreglará.

Tu hijo que te quiere, Alí Babá.

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