Opinión

Esperanza se vuelve a lanzar al ruedo

Lo ha hecho. Ha hecho lo que le pedían sus seguidores, los que le gritan por las calles madrileñas que se presente a la alcaldía. No está en su mano anunciar su candidatura, pero sí ha dado un paso importante y se ha lanzado nuevamente al ruedo: ha anunciado que está a disposición del partido. Y ha dicho algo más: que le ha comunicado a Mariano Rajoy esa disposición. 

Que haya anunciado su disposición a ser candidata, de una forma tan clara, obliga a pensar que el asunto está bastante más avanzado de lo que parece aunque desde la sede de Génova se haya advertido que es el Comité Electoral quien decide. Pero es difícil pensar que una política con la trayectoria de Aguirre haya dado un paso así si no tiene la seguridad de que su disposición va a ser correspondida con una propuesta formal de que sea el cartel de la alcaldía de Madrid. 

Un cargo, siempre lo ha dicho Rajoy, que políticamente le importa más que la mayoría de los presidentes de los gobiernos regionales. Y sabe Rajoy, como sabe todo el mundo que vive en Madrid, que la persona del PP que tiene mayor respaldo es Aguirre, aunque si es candidata tendrá que trabajar lo suyo, porque la situación no es, ni de lejos, la misma de hace cuatro años. Ana Botella ha defraudado aunque haya cuadrado las cuentas, y Mariano Rajoy es rechazado por un alto porcentaje de votantes por la dureza de sus políticas fiscales, la corrupción, determinadas decisiones sobre terroristas, actuaciones poco drásticas contra el independentismo catalán o la retirada de la ley del aborto.

Dicho esto, que no tiene fácil ser alcaldesa si finalmente es candidata, cualquier otra dirigente del PP tendría menos posibilidades de éxito. No por ser peores sino porque Esperanza Aguirre es mucha Esperanza Aguirre. Un símbolo en Madrid. Con fama de buena gestora y de pelear con uñas y dientes por alcanzar sus objetivos, y hacen falta las dos cosas para enderezar una capital que merece que su alcalde la cuide más. 

La incógnita tiene nombre de mujer: María Dolores. Cospedal, que fue consejera del gobierno de Esperanza y mantuvo unas espléndidas relaciones con la presidenta madrileña del partido, no ocultó su malestar cuando anunció que dejaba el gobierno regional al poco de ganar las elecciones. Y en estos dos últimos años tampoco le han gustado algunas de las posiciones defendidas por Aguirre, que siempre ha ido por libre y diciendo lo que pensaba y no lo que convenía. Pero la decisión última es de Rajoy, piense lo que piense Cospedal. Y si cree que el PP tiene más posibilidades de éxito con Aguirre, la candidata será Aguirre. 

Algo de eso se debe haber concretado ya cuando Aguirre ha anunciado su disposición a ser candidata y además lo ha hablado con Rajoy.

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