Opinión

Galicia agrava la crisis de Vox

Santiago Abascal ha adelantado la Asamblea de Vox, que se celebrará a finales de este mes.

La decisión está directamente relacionada con las elecciones gallegas, que no se presentan bien para el partido. Ha tardado semanas en encontrar candidato para la Xunta tras recibir sucesivas negativas, lo que confirma la idea de que al partido de Abascal no le va a ir bien en esa región. Como no le va bien tampoco en el resto de España.

Vox está en crisis. Algunas de sus mejores figuras, o al menos que contaban con mayor respaldo de los militantes y votantes, como Iván Espinosa de los Monteros y Macarena Olona, abandonaron hace meses. No se sentían cómodos con la deriva que llevaba Vox y, en el caso de Olona, con el mal trato recibido desde que le obligaron a presentarse candidata por Andalucía y además no logró el resultado que se esperaba.

El problema de Vox es que, mientras dirigentes europeos de la derecha ultra, moderan su actitud y su lenguaje porque el radicalismo, de izquierdas y derechas, está en decadencia, el equipo de Abascal se mantiene en la línea más dura. Al mismo tiempo que Le Pen en Francia y Meloni en Italia ganan puntos, Vox empieza a sufrir un rechazo que afecta sobre todo al PP, que empieza a percibir el acercamiento de militantes y votantes que se fueron en tiempos de Rajoy porque pensaban que no mostraba suficiente fiereza contra el sanchismo.

En Vox no manda Santiago Abascal, es algo que se sabe perfectamente en el mundo periodístico, que ha contado con pelos y señales cómo ciertas figuras se han hecho con el poder y toman decisiones que en buena ley tendría que tomar el presidente del partido. Ninguna de esas figuras cuestiona a Abascal… porque les deja hacer. Por otra parte empiezan a salir a la luz la falta de transparencia en las cuentas, incluso se pronuncia la palabra corrupción. Y si hasta ahora Vox se ha beneficiado de que se presenta como el único partido que defiende los valores de la sociedad conservadora, religiosamente conservadora, algunas declaraciones extemporáneas, y actitudes de dudoso gusto, hacen mella.

Donde gobierna en coalición con el PP el papel de Vox parece irrelevante, su papel aparece desdibujado, la actitud de algunos portavoces, de amenaza permanente de romper las coaliciones si no se tienen en cuenta sus exigencias, asemeja a la de los independentistas con Sánchez.

Lo peor para Vox es que se ha asentado la idea de que Vox no es un peligro para Sánchez sino que, al contrario, la presencia de Vox en el escenario político le beneficia: impide que el centroderecha pueda echar a Sánchez de Moncloa.

Si se confirma que Vox no tendrá escaño en Galicia, como dicen las encuestas, y sus votos provocan que el PP pierde la Xunta y en Galicia se forma un gobierno del Bloque con el PSdeG, a Vox le quedará poco tiempo de vida. Aunque Abascal arrase en la asamblea que se celebra dentro de dos semanas.

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