Opinión

El Gobierno hace trampas a Junts

El PSOE de Sánchez, y el propio presidente, salen muy “tocados” por la tramitación de los decretos

El Gobierno no ha informado sobre los pactos con sus socios. En contra de lo anunciado, al finalizar el debate parlamentario sobre los tres decretos que finalizaron con un polémico acuerdo con Junts, no dio las necesarias explicaciones, aunque sí lo hizo la portavoz de Junts, y sus palabras no fueron nada tranquilizadores.

Una vez más el Gobierno de Sánchez faltaba el respeto a la ley de transparencia, pero el problema va más allá del oscurantismo que aplica a lo que no le conviene desvelar: en este caso, que el pacto con Junts tenía trampa. Por no decir muchas trampas. Lo sorprendente es que Puigdemont y quienes les asesoran no se preocuparan por conocer suficientemente las leyes españoles ni la Constitución.

El tránsfuga independentista centró todo el interés, todas las instrucciones, en conseguir que se eliminara de la Ley de Enjuiciamiento Civil el artículo que paralizaría su proceso de amnistía en el caso de que se presentara ante el tribunal europeo una cuestión prejudicial. No hace falta esa cuestión para paralizarlo: la ley española, que prevalece frente a la europea, recoge que el proceso se paraliza en el caso de que la cuestión prejudicial la presente un juez del Tribunal Supremo ante el Tribunal Constitucional, que es lo que se prepara desde el Supremo si se aprueba la ley de amnistía.

Segundo. El “éxito” de Junts al conseguir que el Gobierno transfiera a Cataluña las competencias como inmigración no será tal: la Constitución recoge que esas competencias son del Estado y no caben interpretaciones como en el caso de la amnistía, porque la Constitución no se pronuncia de una forma concreta sobre la amnistía pero sí lo hace sobre la política de inmigración.

Se puede decir abiertamente que Pedro Sánchez ha hecho trampas, o las ha hecho a través de sus negociadores Félix Bolaños y Maria Jesús Montero… que han tenido como interlocutores a dirigentes independistas que no se cuidaron de asesorarse previamente a iniciar negociaciones con personajes del sanchismo recalcitrante, que no tienen límite para conseguir lo que buscan ni les duelen prendas en recurrir al engaño.

Dicho esto para tranquilizar a quienes entraron en pánico al comprobar que Pedro Sánchez profundiza en la desmembración del Estado, tanto en el aspecto territorial como legal, y dicho también para apaciguar a un PNV que se ha apresurado a exigir lo mismo que ha exigido Junts aunque no se puede cumplir, el debate ha puesto de manifiesto asuntos de extrema gravedad, el principal de ellos ya apuntado: la falta de respeto del presidente a las leyes y a la Constitución.

El debate ha puesto en rojo una fecha en el calendario político, habrá un antes y un después del 11 de enero, no solo en el Gobierno y en el PSOE, sino también en el resto de los partidos.

BRUSELAS TAMBIÉN APRIETA

El PSOE de Sánchez, y el propio presidente, salen muy “tocados” por la tramitación de unas leyes que ponen en riesgo las propuestas más importantes que había presentado Sánchez en su programa electoral y en su investidura. Sobre todas las sociales, para las que necesita que la Unión Europea desbloquee los 10 mil millones de euros que quedan por transferir a España.

Para el desbloqueo, Bruselas presentaba una serie de condiciones económicas y políticas, y hasta el momento Moncloa solo cumple algunas, no todas. Para cumplirlas en su totalidad, Sánchez tendría que incumplir las exigencias de sus socios de gobierno, por lo que la situación es endiablada. Más todavía porque se celebran dos elecciones importantes en los próximos meses, las gallegas y vascas, y todos los partidos españoles se mueven sin perder de vista esas dos citas. En Bruselas, en cambio, la cita que condiciona hoy muchas de sus decisiones es la del 6 al 9 de junio, cuando se celebran elecciones europeas.

El PP apenas presenta iniciativas, se centra en el ataque al gobierno, con material sobrado para hacerlo. Pero el PP se resiente de esa falta de iniciativa, empiezan a surgir voces de alarma. Este fin de semana se encierra en Toledo la dirección del partido con los dirigentes regionales para analizar entre todos la estrategia general.

El PSOE sí tiene estrategia, que complementa la que adoptaron tras su rotundo fracaso de las elecciones de mayo, cuando el PP se hizo con una mayoría autonómica y municipal nunca conocida. Ante esa situación, el PSOE se centró en colocar en el mismo plano ideológico al PP y a Vox, con excelente resultado en las elecciones de julio, y ahora se mantendrá en la misma línea con un añadido: ataque inmisericorde al PP en todos los frentes, para impedir así que pasen a primer plano las decisiones más polémicas del gobierno, como por ejemplo las cesiones que se hacen a sus socios a cambio de mantener su apoyo.

El punto flaco hoy en el Gobierno es Sumar. No hay fisuras en el sanchismo, pero sabe el presidente que, en caso de encontrarse en minoría, pueden movilizarse millones de votantes para intentar que el PSOE vuelva a sus orígenes, recupere su sentido de Estado, el respeto al Estado de Derecho y deje de instrumentalizar las instituciones a su favor, como hace el actual presidente de gobierno.

UNA IZQUIERDA DIVIDIDA

Un socialista de nuevo cuño, en alza, crítico en privado con el sanchismo, confesaba estos días que en ningún caso levantará nadie la mano -política, se entiende- contra Pedro Sánchez, pero que si existe la posibilidad de que abandone o pierda el Gobierno, se pondrá en marcha una operación de relevo en la que desaparecerán las personas que le están acompañando en una aventura que consideran un paréntesis inaceptable en la trayectoria de un partido de larga historia.

Preocupa al PSOE sanchista la aparición de un nuevo partido, Izquierda Española, creado por Guillermo del Valle, prácticamente desconocido en política pero que gracias a una intensa campaña en medios de comunicación se ha hecho un hueco en a la izquierda del PSOE. Con apoyo de figuras significativas en ese sector, sobre todo en la socialdemocracia, puede restar votos a los socialistas en las elecciones europeas, a las que piensa presentar lista. Con posibilidades de éxito porque esas elecciones son de circunscripción única y es fácil conseguir escaños en el Parlamento Europeo. Fueron catapulta de Ciudadanos, de Vox y de Podemos, por ejemplo, la primera estación de sus respectivas historias políticas; aunque no todas con éxito porque no se trataba de partidos suficientemente cuajados.

PODEMOS Y YOLANDA

Podemos es el principal problema que ha surgido a Sánchez, o más bien Sumar, con una Yolanda Díaz que ha perdido la confianza política que no ha sabido abordar con inteligencia la relación con Podemos. El 11 de enero ha sido fecha aciaga para la líder de un decreciente Sumar, porque es la primera vez que se ha visualizado que Podemos no apoyará de forma incondicional al Gobierno, al que coloca en una situación de total inseguridad.

No solo porque puede votar en contra cuando considere conveniente sino porque es Podemos, Pablo Iglesias, quien se ocupó de llegar a acuerdos con Junts y Bildu cuando era vicepresidente de Gobierno, y a pesar de su supuesto alejamiento de la política, sigue manteniendo buenas relaciones con esos dos partidos. Si Yolanda Díaz no logra buen resultado en Galicia, su actual caída libre se puede convertir en mortal.

Sánchez ha demostrado su capacidad de supervivencia en situaciones que parecían insuperables, pero ahora tiene varios frentes abiertos y un partido en la oposición que le ganó las últimas elecciones. Es decir, que depende de la lealtad de socios que, aunque saben que con el PP no conseguirán ni referéndum ni amnistía, también están pendientes de la reacción de sus votantes. Y el CEO, el CIS catalán, indica en su último barómetro que el independentismo pierde fuerza.

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