Opinión

La sorpresa Torrent

Fue la gran sorpresa del inicio de legislatura, el discurso integrador del nuevo presidente del Parlament, Roger Torrent, pilló a todos con el pie cambiado. 

Que un hombre de su trayectoria, independentista irredento, expresara su deseo de “coser la sociedad” no lo podía esperar nadie. Tanto  su partido ERC, como el PDeCAT y la CUP  tienen en su ADN la supremacía del catalanismo sobre el españolismo, con un desprecio indisimulado hacia quienes se sienten españoles y catalanes al mismo tiempo. Esa posición de los partidos independentistas es lo que ha quebrado la sociedad en Cataluña, y que  el nuevo  presidente del Parlament -segunda autoridad catalana- defienda que hay que hacer un esfuerzo  para unir la sociedad en lugar de insistir en las diferencias,  ha sido todo un aldabonazo.

Ese “coser” fue lo más relevante de un inicio de legislatura que se desarrolló sin sorpresas.  La Mesa de edad decidió que los diputados en prisión podían  votar por delegación, lo que  reprobaron Ciudadanos y PP pero no el PSC,  que recordó que los jueces se habían pronunciado en ese sentido. 

La única nota discordante, muy menor, fue el candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Mesa, que recibió un voto menos de los previstos. Las cábalas sobre quién era el diputado rebelde  sirvieron para el entretenimiento, solo eso. Lo que importa es que los huidos no pudieron votar porque los jueces así lo decidieron y los miembros de la Mesa de edad no se atrevieron a llevar la contraria: ya saben cuáles son las consecuencias de enfrentarse a los jueces. 

Un independentista pata negra es presidente el nuevo Parlament y su primer mensaje ha sido conciliador. Es difícil adivinar qué posición mantendrá Torrent en el futuro, pero hay que reconocer que ha empezado bien. Nada que ver con el discurso de Ernest Maragall, agresivo, duro y que demostraba rencor profundo hacia el Estado.  

La elección de Roger Torrent como candidato a presidir el Parlament se hizo apenas unas horas antes de que se iniciara la sesión inaugural de la legislatura. Puede ser la figura independentista del futuro. Por edad,  por haber demostrado agallas al asumir responsabilidades difíciles que otros rechazaron previamente, y por pronunciar un discurso de concordia que no se había escuchado en la Cámara desde hacía años, décadas.  

Habrá que esperar un tiempo para saber si efectivamente es hombre de fiar, de los que va de frente. No ayuda que el independentismo en el que milita esté muy dividido, se le va a presionar hasta el límite de su paciencia. Pero también está dividido el bloque constitucionalista. 

Lo del voto en blanco es una anécdota, pero que Arrimadas no haya prestado un diputado al PP para formar grupo parlamentario traerá cola: la líder de la oposición aunque haya ganado las elecciones, no va a contar con el apoyo incondicional de PP y PSC en las iniciativas y proyectos  que tenga en mente.

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