Opinión

Pedro Sánchez, un presidente enamorado, por Pilar Cernuda

Pedro Sánchez reflexiona y el hermetismo es absoluto. Tanto, que desde Moncloa se emiten señales contradictorias. Los que presumen de estar al tanto de lo que sucede en las entrañas del Gobierno no se resignan a reconocer que no cuentan con la información que en estos días de nervios es tan valiosa; otros callan apelando a la discreción obligada precisamente en días de nervios. Imposible saber qué anunciará Pedro Sánchez el próximo lunes.

Se ha filtrado que su silencio es tan absoluto que ni siquiera participó en la reunión que se celebró el pasado miércoles justo después de hacerse pública la carta en la que anunciaba que se tomaba un tiempo para pensar. Reunión en la que participaron María Jesús Montero, llamada a convertirse en presidenta en funciones si Sánchez hace efectiva su renuncia. Con ella, el indispensable Félix Bolaños y el también el indispensable Santos Cerdán, además de Óscar López, el secretario general de la presidencia del gobierno.

Sobre lo que hablaron hay hermetismo, pero no es difícil deducirlo. Seguro que si alguno de ellos decidiera informar sobre el alcance del encuentro -y por ejemplo, confirmara si estuvo o no el presidente- diría algo así como que el Gobierno y el partido están preparados para abordar cualquier contingencia sea lo que sea que anuncie el presidente, que respetarán su decisión aunque esperan que sea la continuidad en el cargo, que no se trata de una estrategia electoral sino la reacción personal de un hombre herido por los ataques sin fundamento e injusto hacia su mujer, y a continuación arremeterían sin piedad contra el PP y Vox.

Toca por tanto aguardar al lunes, con un fin de semana previo en el que el PSOE demostrará con creces su capacidad de movilización para expresar su apoyo incondicional a su secretario general y presidente de gobierno. Habrá manifestaciones en varias ciudades, pero la que se prepara a fondo es la de Madrid, a donde llegarán autobuses desde distintos puntos del mapa que se concentrarán en Ferraz y sus cercanías. En Madrid se celebrará este sábado el comité federal del partido -parece que no acudirá Sánchez- , convocado para aprobar las listas de las elecciones al parlamento europeo que se celebrarán el 9 de junio. 

Ante anuncios inexplicables los franceses dicen “cherchez la femme”, busquen a la mujer. En este caso la mujer se llama Begoña Gómez.

Dice Pedro Sánchez en su carta a la ciudadanía que hizo pública el miércoles que es un hombre “profundamente enamorado” de su mujer, y lo señalaba para dar a entender que su decisión de cancelar su agenda durante cinco días, para “reflexionar” estaba directamente relacionada con su intención de proteger la imagen de Begoña Gómez-

Una mujer hoy en entredicho por las noticias sobre su intervención, a través de cartas de recomendación al gobierno, para que Air Europa recibiera la ayuda necesaria para superar su crisis actual.

Air Europa pertenece al grupo turístico Globalia, de la familia Hidalgo, Vivía una situación difícil por distintas circunstancias, agravadas por la pandemia, y por tanto estaba en su derecho de solicitar el rescate del gobierno, como han hecho tantas otras grandes, medianas y pequeñas empresas, aunque solo algunas pudieron conseguirlo. Lo que provocó que el nombre de Begoña Gómez saltara a los titulares fue que Air Europa patrocina el Africa Center del Instituto de Empresa, y lo codirige la mujer del presidente.

El trabajo de Begoña Gómez ya fue muy cuestionado cuando inició su labor en la Universidad Complutense, centro público, para dirigir un departamento con un master sobre captación de fondos para ongs. La polémica surgió no porque no se reconocieran los méritos de la mujer del presidente de gobierno en esa materia, sino porque para ese puesto se exigía ser catedrática y Gómez ni siquiera contaba con una licenciatura universitaria homologada.

Sobre las cartas

La noticia de que Begoña Gómez había escrito al menos dos cartas de recomendación al gobierno para que rescatara a Air Europa, que patrocinaba el segundo de sus trabajos, el Africa Center, no solo provocó una fuerte polémica, sino que desencadenó la publicación de otras iniciativas suyas en las que se demostraba que podría haber utilizado su influencia para que distintas empresas que patrocinaban sus masters recibieran trato de favor por parte del gobierno.

No pasaron muchos días sin que Koldo García, ex asesor y brazo derecho del ex ministro Ábalos, y Aldama, se convirtieran en los dos personajes protagonistas de informaciones que todos los días aparecían en medios de comunicación. Contraatacó Moncloa y gobierno cuestionando las compras realizadas por gobiernos del PP en aquellos meses dramáticos… y pusieron en circulación sus propias personas con actividades profesionales cuestionadas: la mujer de Feijóo, la hermana de Feijóo, un cuñado de Feijóo… y la pareja de Isabel Díaz Ayuso.

Los relacionados con Feijóo no duraron ni siquiera días, a las pocas horas de demostró que no habían tenido comportamientos irregulares, mucho menos delictivos. Pero en el caso del novio de Ayuso, Alberto González Amador, se desvelaron sus problemas con Hacienda. 

La guerra entre gobierno y PP era ya un hecho. Pero iba mucho más lejos: el gobierno inició una lucha implacable contra los medios de comunicación que ofrecían nuevos datos relacionados con la trama Koldo y con Begoña Díaz, fundamentalmente los digitales El Confidencial y The Objective y el periódico El Mundo, y, lo más grave, contra los jueces y fiscales que se vieron implicados en el debate político cuando se empezaron a anunciar querellas y denuncias. La que parecía preocupar más al gobierno fue la que presentó el novio de Ayuso por la filtración de sus datos tributarios, porque podría afectar a altos cargos de Hacienda incluida la propia ministra y vicepresidenta.

El gobierno actuó sin la mínima prudencia: no podía tolerarlo. A través de la Junta de Fiscales de Sala, que se reunió de urgencia para votar que no se admitiese la querella. Infinidad de fiscales mostraron su preocupación por el hecho de que se hubiera obligado a la Junta a pronunciarse sobre un asunto tan claramente político que afectaba a la imagen de la familia fiscal, que orgánicamente depende del gobierno, que nombra al Fiscal General, pero que debe actuar con plena independencia profesional.

El miércoles 24 Pedro Sánchez acudió al Congreso a la sesión de control del Gobierno con un rictus en el rostro que iba más allá de la preocupación. 

Pasadas las siete de la tarde, el aldabonazo: Pedro Sánchez se planteaba dimitir. Pedía cinco días de reflexión y el lunes anunciaría su decisión.

Cinco días de nervios, de presiones del sanchismo a Sánchez para que no dimita de ataques desaforados del PP, quizá excesivos. Cinco días en los que se producirán manifestaciones a favor y en contra, sobre todo a favor. ¿Qué anunciará, se mantendrá en el gobierno? Tiene otras salidas: una cuestión de confianza del Parlamento que ganaría sin problemas pues solo necesita mayoría simple. O esperar al día 29 de mayo para convocar elecciones.

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