Opinión

La Navidad del futuro

La temporada especial de la Navidad lo es fundamentalmente por las reuniones alrededor de la comida. Estas celebraciones caminan hacia una realidad futurista y la alfombra está extendida con más variedad que una caja de polvorones: vegetarianismo, veganismo, flexitarianismo, paleo, cetogénica o keto, dieta mediterránea, sin gluten, dieta atlántica, baja en carbohidratos o baja en grasas. Los menús navideños ya brillan con este surtido.

La ciencia ficción y la imaginación popular exploran en una píldora que contenga todos los nutrientes necesarios para sustentarse eliminando la necesidad de preparar y consumir alimentos tradicionales. Si bien actualmente no existe una forma de comida en pastillas que pueda reemplazar completamente una dieta equilibrada, es posible que en el futuro se desarrollen avances tecnológicos que permitan crear en cápsulas los productos alimenticios más completos y nutritivos. Existen empresas y proyectos que investigan, desarrollan y diseñan bebidas y polvos nutricionales para proporcionar todos los nutrientes esenciales en una sola comida. Estos productos están diseñados para ser convenientes y fáciles de consumir, especialmente en situaciones donde la comida tradicional no es viable, como en viajes espaciales, situaciones de emergencia o de poco tiempo. Las prisas de este mundo prueban que vamos a un solo momento dedicado al comer.

Estas son las fechas que resaltan la comida, muy por encima de la propia alimentación. La satisfacción sensorial y emocional que obtenemos al disfrutar de una manutención tradicional está lejos de nutrir solo nuestro cuerpo y funciona paralela al disfrute de los sabores, las texturas y las experiencias culinarias. Eso sin tener en cuenta el componente social y cultural que nos conecta con nuestras tradiciones y raíces y que nos permite compartir momentos especiales con otras personas. La comida en pastillas podría privarnos de estas experiencias y de los aspectos emocionales y sociales de la alimentación. 

La idea de la comida en pastillas puede resultar interesante desde el punto de vista de la conveniencia y la eficiencia; pero mirando a la cena de fin de año es importante considerar ese mucho más que tiene la mesa lejos de los nutrientes y que arrastra experiencia social para el bienestar del espíritu. 

La desaparición de la cocina tradicional impactaría en la forma en que nos relacionamos con la comida y en nuestras tradiciones culinarias, una pérdida asociada con la preparación y el consumo de alimentos en el hogar.  Esta hipótesis debe hacernos disfrutar mejor de este valor cultural y emocional. Sin la necesidad de cocinar las personas podrían depender más de alimentos preenvasados, comidas preparadas y opciones de entrega eficiente y rápida de alimentos listos para consumir. Es probable que la cocina tradicional continúe siendo valorada y practicada en diferentes formas adaptándose a los cambios y necesidades del futuro, y lo es también que con su eliminación podría haber un enfoque más fuerte en la eficiencia de los alimentos. Podrían desarrollarse y popularizarse productos alimenticios más completos y nutritivos, como las mencionadas comidas en pastillas o polvo, que contendrían todo. Lo que, sin duda, veríamos reducida sería la diversidad en la alimentación que hoy tenemos y se nos presentaría limitada a productos procesados y estandarizados. A ojos de hoy vivir al día es liberarse de un futuro que poco aporta en el concepto gastronómico como arte.

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