Opinión

Feliz Navidad

Felicitar la Navidad por estas fechas era algo habitual y nadie se planteaba duda alguna ni pensaba que podía necesitar de alguna aclaración, pero en estos tiempos de incertidumbre, intrigas, mentiras y medias verdades, ya no estamos completamente seguros de si un señor, señorito, señora o señorita se va a molestar por el hecho de recibir una felicitación, una pregunta o un halago, ya no digamos un piropo, que hoy ya parece un insulto, por eso un señor rector de una universidad, en lugar de felicitar la Navidad felicita la caída del otoño. Ya ves.

También se deseaba inocentemente la paz a los hombres de buena voluntad, sin darnos cuenta de que en el lenguaje inclusivo o gilipollas que nos invade actualmente es necesario mencionar también a las mujeres, así que quede claro que deseamos la paz a los hombres y a las mujeres de buena voluntad, pero a los que tienen mala voluntad o mala leche, aunque no sean muchos, pero hacen mucho ruido, habrá que incluirlos también en este deseo de paz.

Así la cosa quedaría de esta forma -y si estamos en el Parlamento, traducida al euskera, gallego y catalán- de momento: Feliz Navidad y caída del otoño y paz a los hombres y mujeres de buena voluntad y también a los y las que tienen mala voluntad, mala leche o mala “follá”, para que tengan un poco de compasión y no nos sigan jodiendo, se lo suplicamos, por favor.

Y cuando a una persona mayor, incluso anciana, dejamos de verla por un tiempo, enseguida pensamos en que se ha ido de viaje, mejor dicho al viaje, pero de momento seguimos adelante y deseando a todos, al vejo estilo, sin traducción, porque lo que necesitamos de verdad, es poder entendernos en nuestro propio idioma. 

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