Opinión

El Festival de Eurovisión


Ante el asombro que ha producido la canción “Zorra”, que ha sido seleccionada para representarnos en el próximo Festival de Eurovisión, propongo que a partir de ahora, por medio de una orden, decreto o cualquier otra herramienta jurídica que se les ocurra de pronto a nuestras autoridades competentes, que ya encontrarán la manera de encajarlas perfectamente en nuestro ordenamiento jurídico, prohíban tajantemente que la música, la melodía, vaya acompañada de cualquier letra o de cualquier mensaje, permitiendo a lo sumo, un la, la, la, o un ole, ole, ole, vaya, vaya, o cosa parecida, porque lo único que debiéramos valorar, calificar, es la música, el verdadero espíritu del festival. Porque tendremos que admitir que esta canción, su música, su melodía, es bonita, pegadiza, atractiva en fin.

De esta manera, de la misma forma que nos podemos quedar entusiasmados escuchando a Beethoven, Bach o Mozart, por ejemplo, sin necesidad de que su música venga acompañada de un mensaje, nuestras próximas canciones al Festival de Eurovisión, concretamente esta de “ Zorra” , no tendría que ir penalizada al tener que ir acompañada de un lastre como esta letra que en parte reproduzco:

Zorra, zorra, zorra… Si salgo sola, soy la zorra./ Si me divierto, la más zorra./ Si alargo y se me hace de día,/ soy más zorra todavía.

 Yo soy una mujer real/ y si me pongo visceral,/ de zorra pasaré a chacal.

Estoy en un buen momento./ Solo era cuestión de tiempo.

Como decía nuestro gran maestro Cervantes: “Yo que siempre me afano y me desvelo/ en parecer que tengo de poeta/ la gracia que no quiso darme el Cielo”.

Pero estoy seguro de que el autor, o autora, de esta “zorrada” se irán de este mundo convencidos de que a ellos el Cielo sí les ha elegido. No somos nada.

“Estoy en un buen momento./ Solo era cuestión de tiempo”, dice la zorra. Sí, de verdad, solo era cuestión de tiempo, mejor dicho, solo era cuestión de que llegara el tiempo en que la imbecilidad, la estupidez y toda suerte de despropósitos fuera un sistema de poder ganarse la vida, triunfar y obtener votos.

Que esta bonita canción tenga que ir acompañada de esta letra es como si un jamón de pata negra tuviera que venir con una salsa picante o de vinagreta. Una pena.

 Por eso me gusta que nuestro himno nacional no tenga letra, porque si pensamos lo que dicen los “Dios salve a la feina”, Los “Enfants de la patrie” o similares propuestas, es preferible escuchar únicamente la música. Además, los jugadores de nuestras selecciones deportivas salen mejor en las fotos antes de los partidos, al no tener que posar con la boca abierta cantando sus arengas.

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