Opinión

La leyenda del túnel desorientado

Reconozco que, a simple vista, o mejor, a simple lectura, el comentario que aparecía en el artículo de la semana pasada sobre la visita que hacían las autoridades que se supone competentes a las obras de la variante del AVE en Ourense, sin que hicieran la más mínima objeción, a pesar de que la entidad más implicada -ADIF (Renfe)- manifestara claramente que ese proyecto estaba “totalmente desfasado”, necesita una explicación, porque, hay que reconocerlo, no es muy normal que se esté construyendo un túnel de más de tres kilómetros con una dirección equivocada o desorientada, como más les guste. 

Puede ser que de vez en cuando se desoriente un camionero que viene del extranjero y, guiado por el GPS, se meta en un pueblo sin salida, pero que esto le pase a los que están dirigiendo la construcción de un túnel en las cercanías de la ciudad de Ourense no se había visto nunca, nunca jamás. Pero tiene su explicación, que voy a intentar exponer. 

Pero antes les voy a comentar lo que me dice un a migo y lector: “¿No serás tú el que estés desorientado, cosa que es relativamente frecuente en las personas que estáis en esa edad en la que el olvido y la desorientación no son ninguna sorpresa? Porque lo que tampoco es muy normal, es que seas precisamente tú, que vives en Madrid, el único que se ocupe de este asunto, cuando por aquí ni es tema de conversación ni de preocupación, no se habla, no se escribe, ni se cuestiona la obra más importante en muchos años que se realiza en las cercanías de la ciudad. Por aquí estamos en asuntos de otra dimensión”. 

Por eso creo que es necesaria una explicación, como decía aquel alcalde que protagonizaba Pepe Isbert en “Bienvenido Mr. Marshall”. Convendría tener delante un mapa de la zona para entenderlo mejor. 

El túnel de Rante se está construyendo de acuerdo a un proyecto que, por múltiples indicios -aunque, como pasa siempre cuando hay pasta por medio, nadie se atreve a decirlo claramente-, no se va a culminar en la forma prevista inicialmente, es decir: la disparatada intención de llevar al tren y a sus viajeros, cuando están a tres o cuatro kilómetros de la estación de San Francisco, es decir, del centro de la ciudad, a una excursión por parajes inhóspitos, aumentando su recorrido con más curvas, túneles y viaductos, uno de ellos nada menos que sobre el río Miño, con vistas a la presa de Velle, todo ello para, como decía aquel ministro, llegar cinco minutos antes. ¡Increíble, aquí no rigen las leyes de la física!

Resumiendo, si, según parece, el proyecto va a finalizar en la llamada recta de Seixalbo, implica que después hay que sortear varias curvas hasta llegar a la estación de San Francisco, cuando, si la orientación de este túnel de Rante -que se está construyendo de acuerdo con los planos del antiguo proyecto, que admiten está totalmente desfasado- fuera en dirección a esa estación, prácticamente una recta, no habría más curvas. Parece lógico que si cambiamos el proyecto debiéramos hacerlo en su totalidad. 

Pero como no soy un viejo terco, en contra de las corrientes del razonamiento actual, estoy dispuesto a cambiar de opinión, pero no a mentir, oiga, como el otro, si aparece alguna “persona humana”, bueno, me vale incluso un robot de la inteligencia artificial esa, que, pudiendo ser delante de un mapa de la zona, nos explique a los ciudadanos las ventajas de este viejo proyecto de la variante exterior del AVE en Ourense. 

Porque también es extraño que en todos estos años, ninguna persona, partido o institución que defendieron abiertamente este proyecto, se haya dignado enviar una carta, un vídeo o celebrar un coloquio, foro o conferencia para explicar a los ciudadanos las bondades del proyecto que no sean otras que materializar la inversión conseguida, aunque sea para perjudicar abiertamente al tren, a sus viajeros y a la gran mayoría de los ciudadanos y a su medio ambiente, es decir, a todos aquellos que no tenemos fincas a expropiar, tuneladoras para perforar y constructoras para facturar. 

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