Opinión

Nos han fallado los jefes

No solo en nuestro país, en todo el mundo. Da igual que hablemos de reyes, zares, emperadores, caudillos o generales, desde Napoleón hasta Hitler, los grandes desastres que nos han jodido la vida de verdad, han estado protagonizados por los que podían tomar decisiones, por los que tenían el mando en una época determinada. En todas las naciones y en todas las épocas, los que han sacado las cosas adelante, los que han hecho posible la supervivencia y el resurgir entre los escombros que habían ocasionado las guerras que han declarado los iluminados de siempre, han sido los ciudadanos de a pie, los currantes, los sacrificados penitentes. 

Entre nosotros, desde Felipe II hasta la actual, complicada y convulsa democracia en la que nos vemos obligado a vivir, los y las que han tenido la responsabilidad de poder tomar decisiones, los que han tenido los mandos del ejército, de la caja común del dinero público, del poder del Estado, en una palabra; los jefes, nos han fallado, simplemente, con más frecuencia de la que podríamos esperar y asumir.

Si observamos el panorama político actual en nuestro país, es decir España, por si alguno no lo tiene claro, por un lado, es para echarse a temblar o quizás llorar, no sé, pero por otro, es para contemplarlo con una gran admiración y respeto y al mismo tiempo, con grandes dosis de optimismo, al contemplar cómo, a pesar de los grandes esfuerzos que están haciendo los pobres que hemos elegido para conseguir la mejor y más sublime chapuza, a pesar de todos los esfuerzos que está haciendo esta gente para cagarla sin restricciones, vemos con satisfacción que toda esta mierda no se ha trasladado a la calle y que el personal está a otra cosa, está a vivir, está a resignarse a comprobar si puede seguir pagar la luz, el colegio o la casa y sabe que lo que se debate en el parlamento no se lo va a solucionar.

Porque, ¿alguien entiende lo de Feijóo y Abascal? Yo creo que no lo entienden ni ellos mismo. Porque, ¿alguien entiende la estupidez de entusiasmarse por poder hablar en cuatro idiomas para lograr entenderse? Terminaremos hablando por señas o tal vez en inglés o en chino.

De todas formas habrá que ir pensando en cambiar el sistema basado en esos debates anodinos y monótonos, con aplausos y pataleos, ya mucha gente no habla, contesta el teléfono, muchas empresas ya no lo atienden, en muchas reuniones de grandes entidades ya no admiten que se hable de cosas que no lleves escritas. El sistema parlamentario en que se fundamenta nuestra democracia necesita una gran renovación, ya no aguanta más las formas en que lo hacían los foros griegos y romanos.

De todas formas yo creo en la esperanza, como decía Díaz Alegría, las cosa raras, máxime si son estúpidas al final, por mucho esfuerzos que se hagan, por mucho que lo dejes atado y bien atado, al final, terminan desapareciendo. Seguro.

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