Opinión

El viaje ideal entre Ourense y Vigo

Leía hace unos días en La Región un artículo de Maribel Outeiriño en el que nos contaba los pormenores de su viaje en autobús entre Ourense y Vigo, cosa que, por lo que nos dice, hace con cierta frecuencia. Escribía, entre otras cosas, que suele sentarse cerca del conductor para observar cómo conduce, la música que pone, si lleva las dos manos en el volante o cómo realiza los ocho adelantamientos que hizo en aquel trayecto; reconoce que conducía bien.

 Echo de menos aquellos letreros que ponían antes en los autobuses o en el metro:prohibido escupir, antes de entrar dejen salir, prohibido blasfemar, hablar con el conductor, etc. No me extraña que vuelvan, ahora que hay tantas normativas: para salir con el perro, cambiar de sexo o para morirse, no sea que te digan que lo hacen porque no lo prohíbe expresamente la Constitución, por eso se puede encajar perfectamente la amnistía, o hacer de vientre en el escaño de su señoría, ya que tampoco lo prohíbe expresamente. 

Estoy de acuerdo con Maribel, la mayoría de los conductores profesionales de camiones y autobuses son buenos conductores, pero eso no quiere decir que de vez en cuando, cometan errores e imprudencias y protagonicen accidentes porque, en esto de conducir pasa como con el submarinismo, solo se ahogan los buenos buceadores, los que bajan a más profundidad. Pero bueno, generalmente los conductores profesionales de autobuses y camiones conducen bien, no así muchos usuarios de carreteras, autopistas y calles de nuestras ciudades, incluidos muchos taxistas, Uber, Cabify, etc., que lo hacen con muchas deficiencias, incluso ellos mismos lo reconocen, pero que tiene que conducir todos los días porque es su medio de trabajo.

Esta es la paradoja, controversia, contradicción o como queramos llamarle, que se produce en el mundo de la conducción, porque, si a una persona no le gustan los toros ni su ambiente, no se le ocurre hacerse torero; si no le gusta el fútbol ni va al campo a ver un partido, no se hace futbolista, pero aquí no, aquí te puedes encontrar con un señor o señora que no solo no le gustan los coches, los odian, pero que, por necesidades del guion de turno, conducen todos los días y en muchos casos, lo hacen fatal, pero no se te ocurra decírselo, porque se pueden enojar, lo pueden considerar un insulto. Puedes decirle a una persona que no sabe tocar el piano y no pasa nada, pero no le digas que no sabe conducir, lo considerará un insulto, se da por hecho. “Llevo cuarenta años conduciendo”, te puede contestar. Ya digo, paradojas de la vida.

De todas formas, el viaje ideal entre ciudades con distancias similares a las que hay entre Ourense y Vigo es el tren, y no tiene que ser de alta velocidad, hoy un tren convencional en un trazado adecuado, puede alcanzar perfectamente los 200 kilómetros por hora, esto quiere decir que Vigo y su aeropuerto, podrían estar a media hora de Ourense, sin congestiones de tráfico ni atascos y siendo el sistema menos contaminante.

Lo único que habría que hacer es reacondicionar el trazado actual (algo parecido a lo que se está haciendo con el de Monforte) del siglo XIX por el valle del Miño suprimiendo curvas por medio de túnenles y viaductos, teniendo en cuenta que estamos hablando de intervenir en poco más de los 50 kilómetros que separan la estación del Puente en Ourense, de la de Guillarey, en donde enlazaría con el AVE de Oporto-Vigo, olvidándonos de las paranoias de nuevos trazados por Cerdedo y similares variantes disparatadas que lo único interesante que tienen es que cuestan mucho dinero (la de Cerdedo pasaba de los 2. 000 millones de euros). 

El único problema que nos vamos a encontrar es que ya no podremos observar el comportamiento de los conductores, porque están a otro nivel, ya no se llaman conductores, ni choferes, se llaman maquinistas o pilotos, y ya no podremos saber si van contando chistes por teléfono o dándole un pico a la azafata…. o azafato. No sea.

Te puede interesar