Opinión

Bronca

El templo de la palabra, las Corte, el Congreso y el Senado, es el templo de la bronca, de las palabras altisonantes, de las faltas de respeto, de las algaradas y las interrupciones a costa de cualquier asunto que se ponga a debate, pero sobre todo cuando la sombra de la corrupción planea sobre las relaciones entre los partidos. La bronca, la crispación, la polarización, el “y tú más” y la puesta en marcha del ventilador para aventar la porquería. Pero hay broncas, regañinas que si han tenido un efecto positivo porque los señores diputados han sido capaces de tomar nota de quien les puso la cara colorada, el exfutbolista Juan Carlos Unzúe, afectado por Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) que les urgía a tramitar una ley que atendiera a sus necesidades y que iba camino de dormir el sueño de los justos. Todos los partidos han aprobado una proposición de ley presentada por el PP para mejorar su situación de dependencia. La bronca no fue a gritos sino con el corazón en la mano. 

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