Opinión

Un poco más atrás

En todas las casas hay una anécdota de aquella foto en la que el fotógrafo le pedía al retratado que se fuera un poco más atrás para conseguir un buen encuadre y éste, confiado, acababa cayendo en un zarzal, al agua o por un terraplén, para regocijo en las comidas familiares. Con los teléfonos inteligentes cámara y modelo son la misma persona y ya nadie tiene que indicar dónde está la delgada línea roja que separa el retrato de la crónica de sucesos. Algunos incluso dejan testimonio de su “instante decisivo” porque sufren el accidente que les mata después de la foto, como esos cámaras que graban al soldado que les dispara. Los ‘selfies’ son una actividad de riesgo y las aseguradoras ya tienen otra oportunidad de negocio.

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