Opinión

Restaurantes

Ya Restaurantes hay a lo largo de toda la geografía nacional en los que sus dueños le echan imaginación al asunto a la hora de denominar sus platos. Es una forma de diferenciarse de la competencia, de darle un toque de humor a las tapas y de jugar con la imaginación del cliente.  Del humor a la grosería hay una línea muy fina y si lo que se pretende es significarse políticamente, y para ello traspasarla, habrá que  estar a la viceversa. Un restaurante de un pueblo leridano ofrece en su menú, “Guardia civil andaluz a la brasa” y “manitas de jueces y fiscales del TC”. Este tipo de ofensas gastronómicas no son nuevas. Ahora bien, es de esperar que si algún restaurante de fuera del Principado se decide a hacer juegos de palabras  con los platos y nombres, cargos e instituciones catalanas no vale decir aquello de que España no nos quiere y hacer victimismo barato. Por lo pronto la empresa Pig demont fue denunciada por el exhonorable porque utilizaba un logo con una caricatura suya.

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