Opinión

¿Cuánto vale un sentimiento?

Ni en los días más tristes para el deporte ourensano el alcalde es capaz de estar a altura. Si ya quedándose callado quedaría retratado, cuando se atreve a buscar la polémica suena incluso a ofensa. No suena, lo es. La redes sociales, a las que le gusta recurrir, son una vez más las que lo ponen en su sitio. Dos le aplauden y veinte le sacan los colores. 

Sigue sin entender que el deporte no son solo números ni apellidos, son también sentimientos y esos no tienen precio. Que el voto o el coche cambian con el paso de la vida, pero lo colores y los escudos no, pasan de padres a hijos. Habla de ourensanía cuando días antes le daba igual Portugal que Burgos. ¿Sabe usted cuántos canteranos tiene el Obradoiro? ¿El Breogán? ¿El Básquet Coruña? ¿El Burgos? Pregunte a sus alcaldes que piensan de eso. 

Con el éxito sobran las palmadas, pero cuando más falta hacen los apoyos es ahora y usted es el alcalde, no Gonzalo Pérez Jácome. A veces se le olvida.

El alcalde no entiende que entre los clubes ourensanos la mano siempre está tendida y que él no está para dividir si no para sumar. Para ayudarlos a todos.

La clave de lo euros no es la cantidad es lo que se haga con ellos y ahí también patina. Está para guiar y dirigir no para sacarse la foto en el palco si entra la canasta o poner el tweet oportunista si pega en el aro. El deporte ourensano tiene que dar un paso atrás para dar dos adelante y el alcalde está para impulsarlos, no para ponerles el pie en la cabeza.

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