Opinión

La crisis necesita predicadores

El titular no es mío, son palabras del Padre Angel de ‘Mensajeros por la Paz’ pronunciadas en el transcurso de un desayuno que mantuvo con empresarios madrileños, en el Hotel Eurobuilding de Madrid. Una reunión en la que el sacerdote hizo una serie de reflexiones que deberían haber escuchado algunos de los políticos que subieron el miércoles a la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados por lo que tienen de clarificadoras respecto al grave momento que está pasando la humanidad y que tiene su origen en esa política económica ultraliberal, que predicaba la obtención de dinero a manos llenas y el consumo salvaje.


A modo de saludo, el Padre Angel dijo a los allí reunidos algo que estoy segura les llegó a lo más profundo de su corazón: ‘Si a ustedes les afecta la crisis, piensen cómo les estará afectando a los que nada tienen. Cómo les afectará a las familias de esos once millones de niños que mueren anualmente por no disponer del medicamento que les podía haber salvado la vida’.


Más que pedir a los Gobiernos, pidió ayuda a los empresarios para que a través suyo llegue a las ONG’s, que en su conjunto manejan una cifra nada desdeñable, un billón de dólares, gracias a los cuales se han construido escuelas, hospitales, guarderías, residencias, donde viven aquellos cuya esperanza de vida era cero y ahora al menos pueden valerse por sí mismos. Y como ejemplo puso la historia de Jesué, al que encontró en Iraq sin brazos, sin familia. Habló también de los niños de Gaza.


Pese a lo cual, el mundo en el que vivimos es mejor que cualquier otro de la historia, porque nunca hubo tantos Vicentes Ferrer, ni tantas Teresas de Calcuta, ni tantos Padres Angel, que se dedican a salvar y dignificar la vida de los que más lo necesitan. La solidaridad, dijo, ‘es un nuevo poder, el fenómeno más relevante de la sociedad moderna, que moviliza a un gran numero de personas de todo el mundo, pero muy especialmente españoles’.


Al final de la charla el Padre Angel nos pidió que publiquemos las cosas buenas que ocurren en estos momentos de crisis como, por ejemplo, que en Mensajeros de la Paz se han creado cuatrocientos nuevos puestos de trabajo. Una cantidad importantísima si tenemos en cuenta los cientos o miles de puestos de trabajo que se destruyen a diario. Y como colofón una frase suya que es toda una filosofía de vida: ‘La vida hay que vivirla, pero hay que compartirla, si queremos conseguir un mundo mejor’.



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