Opinión

Amnistía, concordia, soberanía, presupuestos

Sí, cada tiempo tiene su afán, estimado lector. Ya imagino los muchos momentos de reflexión que le ha propiciado una Semana Santa pasada por agua, que incitaba a la lectura. Y no creo equivocarme si afirmo que ha quedado aburrido y defraudado por el contenido de la mayoría de los artículos de opinión. No, precisamente, por malos articulistas. Ocurrió y ocurre por el barullo en el que está instalada la política española. Era y es abrir la prensa local, provincial, nacional, y de política se habla en clave de las cuatro palabras que dan el titular. Pero es que, además, si se detiene en cualquiera de las cuatro palabras, no tiene que estar muy lúcido para darse cuenta al instante de las imbricaciones y complicidades entre todas esas palabras.

Así, leer de amnistía en los últimos tiempos, es también poner por medio soberanía. Referirse a soberanía es implicar los presupuestos. Soberanía y presupuestos son un binomio indisoluble en el sanchismo y su razón de ser para la concordia y convivencia interesadas, no del interés general. Mencionar concordia es la excusa perfecta de Sánchez para bendecir la amnistía. Lo que está claro y es seguro es que la política española, en estos instantes, es un auténtico dolor de muelas, hecha a la idea de que “aquí cada un vai ao seu, menos eu que vou ao meu”. La carga de la prueba la advertimos con las declaraciones de los grupos políticos satélites al Gobierno: Bildu garantiza a Sánchez que seguirá pactando pese a la caída de los presupuestos, pero Junts reprocha al PSOE por renunciar a probar las cuentas del 2024, porque Sánchez no quiere “enseñar sus cartas”. Así se manifiestan las partes del Gobierno, ¡eh!

¿Por qué se habla de amnistía? Es la madre sanchista de todas las madres, no sólo la madre del cordero político, que la mayoría de los españoles no la entiende ni acepta. Pero está en el candelero informativo diariamente. Que unos delincuentes queden excluidos de toda responsabilidad penal por una amnistía crea dos tipos de españoles: los que deben cumplir el Código Penal y los que no. ¡Inequidad! Pero es la exigencia fulcral para el referéndum pro soberanía catalana, que hoy sostiene a trancas y barrancas al Gobierno de España, el Frankenstein-2. Y ya no hace falta para sacar adelante los presupuestos. Sí, una amnistía que reactivará, paradójicamente, el procès.

¿La concordia? Como objetivo alcanzable para Sánchez que justifica la amnistía para beneficio de los sediciosos, de los separatistas; y estos delincuentes lo aprovechan como primer paso para la autodeterminación. “El objetivo es el referéndum y si hay que volver a la cárcel, volvemos”, Junqueras reta de esta guisa a Sánchez y éste continúa con su concordia. ¿Será burro o se lo hace?, pensando que los españoles somos iguales a él.

Vuelven los separatistas a la carga, con la exigencia de un sistema de soberanía fiscal, financiación similar a los vascos, lo que sería ampliar el privilegio, en detrimento del resto de las CCAA. Modificación de los delitos de sedición y malversación, tramitación de la ley de amnistía a la carta y ”devolver a la política lo que nunca debió salir de ella” (Sánchez dixit). Pero tan pronto como una ILP es admitida a trámite en el Parlament con el objetivo de reactivar la unilateralidad (independencia de forma unilateral)… ah, entonces el Gobierno presidido por Sánchez presenta recurso de inconstitucionalidad. De qué política habla Sánchez. Qué entiende por concordia.

Estimado lector, si aún ha llegado hasta aquí, no es sólo que le preocupe el aburrimiento y cansancio, debido al totum revolutum que nos ha prescrito políticamente el Gobierno, que hace que no lleguemos a distinguir el grano de la paja. Es que tenemos un Gobierno que nos trata de idiotas, en edad de parvulario, al explicarnos el motivo de la amnistía y consecuencias, cuando el real y verdadero motivo son siete votos de una formación independentista con delincuentes en sus filas; los mismos que a la concordia por amnistía están diciendo: No.

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