Opinión

Cui prodest

Cui prodest” es un aforismo romano, se dice muy utilizado por Cicerón, que señala que aquel que resulte beneficiario de un crimen o delito ese es su autor, y que en castellano equivale a ¿a quién beneficia? A partir de ahí, una de las preguntas, motivada por la política que está haciendo el Gobierno de coalición de España desde su inicio, es ¿a quién beneficia? tal concatenación de decisiones. La respuesta no se hace esperar y tiene -al contrario de lo que se pudiera creer- fácil contestación, pero difícil digestión. Lean a los socios del Gobierno: “No habría gobierno sin el apoyo de quienes queremos marcharnos de España”. “Porque jamás conseguimos tanto sin desperdiciar una bala”. “Esos 200 presos tienen que salir de la cárcel; si para ello hay que votar los presupuestos, los votaremos”. Todos los entrecomillados son afirmaciones de Otegi, hechas realidad. Realidades a las que se le suman indulto a golpistas, supresión del delito de sedición, privilegios presupuestarios a Cataluña y País Vasco en detrimento de otras comunidades, etc. Como dice Neme: sólo hace falta que Sánchez asegure que no va hacer algo para saber cuándo lo va a hacer.

Pero el miércoles 7 de diciembre, La Región muestra un titular: “Sánchez se muestra abierto a la reforma de la malversación”. ¡Esta vez lo dejó claro! Cuando andaba yo barruntando si también tocaría el delito de malversación, aparece Sánchez aprovechando la celebración del 44 aniversario de la Constitución, y qué mejor ocasión para anunciar que se muestra abierto a la reforma de este delito, por exigencia de los socios secesionistas de ERC. Claro está, reforma para rebajar el delito, que para eso están afectadas figuras políticas sediciosas catalanas y los sentenciados por los ERE, que están esperando a cumplir, ya que las puertas de la cárcel están abiertas. Aunque el sanchismo repita que los corruptos de los ERE no son tal cosa, pues “pagaron justos por pecadores”. ¡Tal cual!

Por lo tanto, ¿a quién beneficia? Las medidas que aplica el Gobierno, a cambio de…, son para resistencia en las trincheras del poder. Si en política las cosas primero se hacen y luego se cuentan, con el sanchismo en su pleno apogeo, primero se cuentan y a continuación se hacen. Entre contarlo y hacerlo se gana tiempo; que pasen días y caigan panes para este Gobierno de coalición que, como he leído y escuchado, no es Gobierno por amor, sino de conveniencia y con separación de bienes. Cada uno está siempre mirando a lo suyo, y cuando no llega, se intercambian donaciones por votos procedentes de los enemigos de la unidad del Estado. Esos mismos enemigos que plantan a Sánchez en las celebraciones institucionales y que, el propio Sánchez, en vez de advertirles la dejación de funciones con el Estado, les anuncia donaciones.

¿A quién beneficia? Pues a los corruptos de guante blanco, que son los mismos que necesita para perpetuarse en la Moncloa hoy, e ir haciendo méritos para la próxima legislatura. La secuencia ha sido y es: indulto, amnistía una vez que los delitos de sedición y malversación hayan pasado por el quirófano tratados con cirugía microscópica, y presupuestos asimétricos. ¡Todo a la carta! Indulto, sedición y malversación a la carta, sin arrepentimiento y bajo amenaza de que volverán a intentar el golpe. ¿A quién beneficia? Con la propuesta dicha, los encausados del 1-O están libres y limpios de polvo y paja. A partir de ahora ya pueden intentarlo otra vez y despilfarrar el dinero público que les pete. Aquellos personajes que gastaron dinero público en los prostíbulos pasan a ser simples malversadores de guante blanco, no corruptos; no se quedaron con dinero, sólo lo gastaron mal. ¡A vivir! El sanchismo piensa en usted.

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