Opinión

¿Un plebiscito sobre las Generales?

En los albores de un nuevo año -electoral donde los haya-, las formaciones políticas afinan sus objetivos, engrasan su maquinaria y comienzan las estrategias. Y teniendo en consideración que no se trata de un año electoral al uso, y que no se acabará el mundo con cualquiera de los resultados que salga de las urnas, sí que nos la jugamos cara a los siguientes cuatro años. Que, como diría Kafka, es poco tiempo para algunas cosas y mucho para otras muchas. Unas Municipales y Autonómicas –menos en Galicia, Castilla-León, Andalucía, Cataluña y País Vasco-, ya con fecha decidida en mayo, y las Generales, cuando el presidente del Gobierno decida. Pero basta con tener un mínimo de experiencia en el asunto electoral para darse cuenta de que los resultados en las Autonómicas y, sobre todo, en las Municipales, influyen en el devenir de las Generales a continuación, en cuanto al resultado. Es por ello que en los mentideros políticos se airea que los partidos políticos encaran las Municipales como un plebiscito sobre las Generales y definen estrategias, cara a la doble cita, susceptibles de modificar según los resultados de mayo. Se la juegan líderes locales, autonómicos y nacionales.

No se nos escapa que los objetivos propuestos, con la consiguiente estrategia a seguir para alcanzarlos por medio de la maquinaria electoral, son conocidos. Cada cual tiene sus máximas aspiraciones. Habiendo, ¡haberlos los hay!, quienes confunden objetivo con estrategia. Y se recurre a los más variopintos titulares y argumentos emanados de incidentes, hechos o noticias que se originan en cualquier parte del planeta. Basta un golpe o asalto a la soberanía popular en cualquier parte del mundo para equiparar y/o argumentar lo que sucedió o puede suceder aquí si gobiernan unos o los otros. ¡Y lo hacen todos! Lo que lleva a hacer creer a Neme si es que las formaciones políticas no disponen de argumentos propios e internos para tratar de convencer a sus potenciales votantes sin tener que recurrir a hechos en las antípodas de nosotros. Me encanta, al respecto, la pregunta no exenta de argumento, del nuevo portavoz del comité electoral del PP, Borja Sémper: “¿Alguien se imagina a Lula dentro de cinco años modificando el Código Penal para rebajar las penas de los que intentaron un golpe de Estado?”. En España, sí.

La estrategia no vislumbra cambios a lo que ya sabemos. Unos, para continuar gobernando a toda costa, a pesar de que no ganen las elecciones ni sean la lista más votada, pero, si suman lo suficiente con los independentistas, lo harán sin duda. Otros, ofreciendo el reto de que gobierne la lista más votada para que nadie dependa de ultras para hacerlo. Semeja que el uno de los unos, el actual presidente, ya reconcilió el sueño para continuar gobernando con los actuales compañeros de viaje, siempre que la aritmética parlamentaria sea suficiente. Estrategia continuista. Los otros, por medio de su presidente, han abierto la temporada de fichajes y un plan de recuperación de figuras de un partido en extinción para sumar transversalmente…

En cualquier caso, haciendo buena la estrategia futbolística de ir “partido a partido”, y sabiendo como sabemos que el resultado electoral de unas Generales o Legislativas dependen de la implantación de líderes locales y autonómicos que dispongan en ayuntamientos y CCAA, no resulta venturoso decir que habría que esperar a los resultados del 28 de mayo para saber la maquinaria humana a disposición con la que enfrentarse en las Generales. Sí, que estamos ante un plebiscito; susceptible de cambio estratégico sobre la marcha a finales de mayo.

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