Opinión

Récord de recaudación fiscal en la provincia

Todo amanecer nos finge un comienzo… el comienzo de un nuevo día, que siempre nos depara algo nuevo. Lo comenzamos a las siete y media de la mañana con un café acompañado de un churro –sí, uno sólo- al tiempo que uno lee lo más cercano en La Región; para a continuación enfilar el trayecto desde la calle Concejo hasta dar con el Paseo y llegar al centro de trabajo. Generalmente nos cruzamos los mismos a esa hora de la mañana; cuando alguien falta una temporada, nos preguntamos qué será de él o de ella. Algún día, como el que describo, me sale al encuentro alguna persona a pedir ayuda; la verdad es que me hierve la sangre pensar lo mal que lo debe estar pasando al comenzar temprano con tal solicitud. Pero entre estar pensando en el problema de la pobreza… me entra el recuerdo del titular de La Región y su contenido, que leyera en el café con churro: “Hacienda cerró 2022 con un récord de recaudación fiscal en la provincia”. ¡Paradoja!, al tener que comprender, sin entenderlo, gente joven y no tan joven pidiendo ayuda y el Estado recaudando como nunca.

¡No puede ser tanto!, como me pareció leer. Paso, ante la duda no exenta de curiosidad, a analizar las cifras de La Región y compruebo que “el Estado obtuvo récord recaudatorio en la provincia de Ourense el año pasado, con casi 635 millones provenientes de los bolsillos de los ourensanos. Y además ya adelanta la Agencia Tributaria que la recaudación de enero y febrero de 2023 apuntan en la dirección de un nuevo máximo”. Queda para los expertos la explicación de la causa o causas, aunque se explique por la inflación, aumento del consumo, etc. Yo sólo consumo café acompañado de un churro; colaboro nada, al récord.

No sé si usted, estimado lector, si ha llegado hasta aquí en la lectura, es consciente de que hay más gente que nunca mendigando y solicitando ayudas. Yo lo observo. Y si lo dicho por la información al respecto fuese poco, también se nos hace saber desde Cáritas que “la demanda del comedor social no deja de crecer. Ahora mismo estamos desbordados, ya son 600 raciones diarias”. Si la inflación es el impuesto a los más pobres, y agranda la pobreza, y hace que las personas –o las familias- lleguen con más dificultades a final de mes… ¿no les parece que resulta paradójicamente inentendible, insultante, pernicioso, que la recaudación de Hacienda ¡bata récords! “Es la economía, estúpido”, según apuntaba el eslogan que llevó a Clinton a la Casa Blanca en 1992.

¡Qué bonita es la política, si no fuera por la economía!, se le atribuye a Churchill. Pero parece como que en España, donde nuestros gobernantes presumen a todas horas de políticas transformadoras y salarios mínimos al alza, tal presunción no se corresponde con la realidad social ni de la calle. Neme pregunta cómo se pueden estar batiendo récords de recaudación y, sin embargo, el comedor social de Cáritas está a tope, o que cada vez más gente pide ayuda o más dificultades para llegar a fin de mes. ¿En qué –no dudo que en algo será- el Estado redistribuye el aumento de recaudación que consigue Hacienda, tratándose de un Gobierno que se autodefine de progresista? Los más vulnerables observen a dónde van. Hasta no hace mucho tiempo entendíamos que la pobreza pertenecía a estados sin recursos carentes de baja recaudación, que no daba para hacer frente a un mínimo estado de bienestar de sus ciudadanos. Hoy existe más pobreza –comedores sociales a tope, Cruz Roja haciendo un trabajo como nunca, más gente mendigando, etc.- y las arcas donde el Estado español guarda la recaudación, batiendo récords.

Y uno, sin querer, parece dar por bueno aquello de que “la política es el paraíso de los charlatanes” (B. Shaw). O que falle el proceso de identificación de necesidades, que lleva a mejoras de situaciones de colectivos que presentan problemas de necesidades. O no hay hechos, sólo interpretaciones (Nietzsche).

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