Opinión

Acentúa que algo queda

La RAE sugirió hace unos meses volver al “sólo” acentuado. Sugirió ¿eh? no nos confundamos.

La verdad es que yo ya estaba acostumbrado al solo sin acentuar. Años antes de que se dijera que no era necesario acentuarlo yo siguiendo el criterio de Manuel Seco en su magistral “Diccionario de Dudas del Español”, ya no lo acentuaba.

La tesis de Manuel Seco era que no existe ninguna situación en la que la frase no nos diga si se trata de un adjetivo o de un adverbio, y por tanto no hay que distinguirlo con la tilde ya que la frase lo aclara.

Recuerdo la explicación de aquel diccionario de Manuel Seco que estudié y consulté con devoción durante mucho tiempo, hasta el punto de que cuando conocí a mi ex descubrí que ella, una súper redactora de publicidad, también tenía uno sobre la mesa y lo consultaba como yo a todas horas. Durante años compartimos dos e incluso tres ejemplares de dicho diccionario en casa y en nuestras respectivas oficinas. 

La explicación del Manuel Seco decía así: si un maestro llega a clase y escribe en la pizarra la frase “solo estoy en casa por las mañanas” sin acento, los alumnos no sabrán si quiere decir que únicamente está en casa por las mañanas o que por las mañanas está en casa sin compañía. El argumento de don Manuel Seco para renunciar a la tilde era que esa frase y otras parecidas solo se dan en laboratorio (como en ese ejemplo de la pizarra), pero nunca en la escritura ni en el habla real en donde siempre hay otras cosas y detalles que nos hacen distinguir de forma inmediata si el solo es un adjetivo o un adverbio.

 Aunque a mí me educaron de niño en el colegio en las clases de lengua española en la diferencia entre “solo” y “sólo” y me enseñaron a leer y escribir así, en mi juventud a mis veintitantos el razonamiento de don Manuel Seco me convenció y dejé de acentuar el “solo” para siempre, y cuando escribo no suelo acentuarlo, aunque algunas veces sí de forma inconsciente. A mi juicio, y según yo lo veo, ahora el tiempo me ha confirmado que don Manuel Seco tenía razón. La posible confusión anfibológica no existe salvo que sea forzada como producto de un experimento como el de la pizarra que conté. En la escritura y el habla usual eso no se da nunca y adverbio o adjetivo se distinguen siempre sin necesidad de la tilde.

Ahora la RAE ha sugerido que ambas opciones, acentuar o no, son válidas. ¡Jo!, con los palmetazos que me dieron en la mano de niño mis maestros con una vara de avellano por no hacerlo correctamente, y con el tiempo y esfuerzo que me costó años después dejar de hacerlo, ahora ¿tengo que volver a lo de antes? Desde luego no gana uno para disgustos. 

Solo sé que no sé nada.

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