Opinión

Nombres de perros

Cuando un querido amigo que tiene chihuahuas me regaló hace ya más de seis años un precioso cachorrito de una camada, me pasé unos cuantos días buscando el nombre que le iba a poner al recién llegado a casa, entonces una pelotita diminuta, simpática, quejicas, peluda y negra. 

Al final, como saben quienes me leen o conocen a mi perro en persona, el nombre fue Atticus como el del protagonista de “Matar a un ruiseñor”, la famosa novela de Harper Lee. Aquel admirable Atticus que retrató maravillosamente en la pantalla Gregory Peck. ¡Defensor de los negros! lo llamaba con intención insultante el personaje interpretado por el fabuloso actor Kyle James en una memorable escena de la película.

Durante los primeros meses pensé que me había equivocado con el nombre, porque Atticus por la calle siendo cachorrito le ladraba sistemáticamente a todos los humanos negros con los que se cruzaba. No sé por qué. Uno nunca sabe por qué un perro le ladra a algo. Pero eso se le pasó enseguida y al fin Atticus se convirtió en Atticus, y aunque no tenga la estatura ni la planta de Gregory Peck, creo que actualmente tiene su carácter y su mismo espíritu independiente.

Como en aquel momento pasé días escribiendo en mi ordenador listas de posibles nombres para Atticus hasta elegir el definitivo reparé en que en Galicia, al menos yo lo recuerdo así de mi infancia, la gente en los pueblos tenía una peculiar inclinación por ponerle nombres a los perros de famosos líderes y revolucionarios comunistas de la historia: Trosky, Stalin, Fidel, Marx, Mao, Ché, etc. De hecho yo mismo siendo un crío conocí a bastantes perros que tenían esos nombres.

Ignoro si esto ocurría en otros lugares del mundo aparte de en Galicia, pero nunca supe de ningún perro que se llamara Franco, Hitler o Mussolini. Siempre me ha intrigado eso.

Doy por hecho que aquellos dueños de perros no les ponían esos nombres con la intención de vilipendiarlos. Al contrario, eran sus mascotas, o sus perros de caza, de trabajo o de guardia entonces, y los querían. Mi padre tuvo muchos perros y yo de niño también. Así que he de suponer que se le ponían esos nombres por amor, cariñosamente, con afecto, como hice yo con Atticus. Como hizo mi padre con las dos Lindas, unas perras que tuvimos, o como hizo mi abuelo con aquel enorme perro lobo que se llamaba Piloto y defendía la casa de Tabagón como si él solo fuera un ejército inexpugnable. 

O como mi Toxo por ejemplo, un perrito que tuve siendo niño, tan listo que seguro sacaría hoy un mil por cien en el Informe Pisa.

Entonces ¿por qué aquella gente siempre le ponía a los perros nombres de famosos comunistas? Esto es un misterio que no logro comprender.

Si alguien sabe la respuesta le agradecería que me lo explicara por e-mail, por carta postal, por Twitter, o por el FB (no tengo “guaushap”). Gracias.

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