Opinión

Ocho días

Hay una película de Roger Donaldson del 2000 que vuelvo a revisar cada cierto tiempo. Se titula “Trece días” y trata sobre los trece días de octubre del 62 en que los americanos descubrieron la construcción de bases soviéticas de misiles en Cuba, y las complicadas negociaciones de los Kennedy y sus asesores con el Gobierno de la URSS para parar aquello. Es una película política (un género que me encanta) estupenda. Prácticamente toda la acción se desarrolla en despachos, con un guión fabuloso y una puesta en escena perfecta.

Además todos los actores están genial. Incluso el protagonista, que lo hace Kevin Costner, en la película la mano derecha de Kennedy y de su hermano Bobby, está que se sale del papel. Señalo esto porque no me gusta Kevin Costner como actor en absoluto. Solo le conozco tres pelis en las que esté bien: “Un mundo perfecto”, “No hay salida” y esta “Trece días”. Su famosísima “Bailando con lobos” en la que fue actor y director y con la que tuvo tanto éxito, a mí me parece una mala copia chapucera y lacrimógena de la majestuosa “Las aventuras de Jeremiah Johnson” del 72, dirigida por Sidney Pollack y protagonizada por Robert Redford.

Pero dejemos eso, serán manías mías. Ya se sabe, para gustos hay colores. El caso es que este artículo no trata de cine sino de la realidad. Creo que el cine español podría hacer una película muy interesante que se titulara en lugar de “Trece días (de octubre)”, “Ocho días (de enero)”. Porque en los primeros ocho días de este año 2023 se produjeron cuatro asesinatos por violencia machista en nuestro país. Y somos un país muy pequeño, un pueblecito casi. Cuatro asesinatos por este motivo en solo ocho días son muchos. Demasiados. En realidad hasta uno solo sería demasiado. Hoy, pasado el verano la cifra ya es de locos: sesenta y subiendo. 

Se supone que las leyes, la Policía y las instituciones hacen lo que pueden, y que la sociedad y los ciudadanos hacemos también lo que podemos más o menos. O eso es lo que quisiéramos o nos gustaría creer, pero es obvio que no es suficiente.

¿Hay una solución? Yo creo que no, salvo seguir avanzando en eso con todos los medios que se nos ocurran.

Se me ocurre uno más. Si en las últimas décadas hemos conseguido que tanta gente se ponga el cinturón de seguridad en el coche, que tanta deje de fumar, que tanta se anime a hacer deporte, cuidarse y comer saludable, que tanta haga la declaración de la renta o respete las normas, etc., no ha sido por casualidad, sino gracias a muchas campañas publicitarias de concienciación durante años sobre esos temas.

Pues entonces hay que hacer muchas campañas más (aquí me sale el publicitario que fui). Y aquellos que quieren cargarse el Ministerio de Igualdad y sus campañas o son unos desgraciados, o simplemente son idiotas, o son unos incompetentes.

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