Opinión

¿Vuelve la mili?

En algunos países de Europa, a cuenta de la “amenaza rusa” que suena un poco como aquello de los sesenta de la “amenaza amarilla”, se vuelve a barajar la posibilidad de implantar otra vez el servicio militar obligatorio. 

Por supuesto, si se fijan ustedes quiénes ponen dicha idea sobre la mesa, son siempre aquellos a los que no les va a tocar hacerla de ninguna manera, la mili. Por edad, porque están seniles, porque están más que jubilados, porque su forma física actual les impediría ni siquiera cargar con un cetme, porque no podrían ni correr doscientos metros sin caerse muertos (mi caso), o porque directamente no les da la gana. Esto último es lo más habitual.

Yo creo que estamos volviendo a los siglos XVIII, XIX y principios del XX, cuando unos cuantos señores viejos, repulsivos y sin escrúpulos, desde un despacho mientras se fumaban un puro y se tomaban un oporto entre risas enviaban a miles y miles, incluso millones de chavales jóvenes a la muerte.

Es de agradecer que Margarita Robles, nuestra ministra de Defensa, haya dicho que esa idea, al menos en España, es un disparate y no se la ha planteado nadie.

Pero el asunto está ahí. Putin por ejemplo no tiene ningún reparo en sacrificar a los jóvenes de su país a millares en una guerra absurda, y en consecuencia algunos países limítrofes lógicamente se inquietan, claro.

Es dudoso e improbable que Rusia se atreva a atacar a un país de la OTAN. Eso significaría enfrentarse a toda Europa, Estados Unidos y Canadá al mismo tiempo. Y Putin estará loco, pero no es tonto. Si después de dos años de invasión y guerra a sangre y fuego no ha conseguido hacerse ni siquiera con una pequeña parte de Ucrania, liarse contra un enemigo como la OTAN sería un suicidio.

La amenaza nuclear del mandatario ruso también me resulta algo idiota. Creo que es un brindis al sol. Solo unos pocos países tienen armas nucleares: Rusia, China, EEUU, India, Inglaterra y Francia. Aparte, en una línea distinta podríamos dejar a Corea del Norte, Irán y unos pocos más, pocos, que en realidad no sabemos con seguridad si las tienen o no. Probablemente no.

Yo no creo que vaya a volver la mili. Pero si volviera, ojalá no sea así, a mí me daría igual. Me dieron “la blanca” hace más de cuarenta años, así que no me van a llamar ahora. No serviría para nada y solo sería un estorbo. 

Sin embargo me darían pena eso sí, esos chicos sacrificados como siempre en el altar personal e idiota de unos viejos repulsivos y engreídos, que por supuesto se encargarán como suelen hacer en estos casos de que sus propios hijos no tengan que ir a las trincheras, ni a decir a voz en grito “a la orden señor”.

Ya hemos visto esta historia mil veces. Y en ella... siempre mueren los mismos.

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