Opinión

SOTA, CABALLO Y REY

Aunque no son las únicas agencias, Standard & Poor´s (S&P), Moody´s y Fitch Ratings representan el ABC de la calificación crediticia mundial; el sota, caballo y rey del rating. De las cábalas de estos oráculos de la deuda depende el tarot económico y financiero de miles de empresas y organismos, y de hasta un centenar de países. Lo que explica que no pase inadvertido ninguno de sus anuncios. El último, relativo a la posibilidad de que S&P rebaje en bloque la nota de la práctica totalidad de la eurozona (con la excepción de Grecia y Chipre, degradadas hasta casi el máximo), peca además de controvertido, inoportuno y excesivo.


Es tan controvertido como el papel que estas tres agencias norteamericanas han venido desarrollando a lo largo de la crisis: ninguna de ellas fue capaz de predecir la toxicidad de las hipotecas subprime, que gozaban de la máxima calificación, como ninguna supo anticipar la bancarrota de Lehman Brothers, con triple A hasta el momento mismo de su colapso. Cuestionadas por la cantidad y relevancia de los errores acumulados, pretenden -ahora- pecar en exceso, aun a riesgo de precipitar, y provocar, el desenlace que predicen.


Es, además, inoportuno, por producirse a escasas horas de una cumbre europea que persigue, precisamente, refundar el euro, y reforzar y recomponer los compromisos que lo sustentan. Y es, por último, excesivo, por tratar como un todo a un conjunto de países que, si lo fueran, presentarían niveles de deuda y, sobre todo, déficit público sensiblemente inferiores a los de Estados Unidos o Reino Unido. Y, en consecuencia, mayor margen de maniobra ante la recaída en la recesión.


Con todo, no es casual. Así, ha servido para frenar la euforia de un éxito aún no cosechado; para denunciar, de paso, que se pretende solventar un problema general de deuda con más deuda, y para delimitar, con claridad meridiana, la hoja de ruta de la austeridad que se avecina. Un programa económico que, por cierto, nuestro presidente in pectore se ha apresurado a explicar a Merkel y Sarkozy, antes incluso de darlo a conocer en España.

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